sábado, 14 de marzo de 2009

El jornalero

En la carrera de un jugador de baloncesto los sueños de gloria se pueden escapar sin que exista a veces una explicación del todo fiable.
Un joven Joe Smith apuraba sus últimos partidos en la universidad de Maryland con la mente puesta en las grandes canchas de la NBA. Los meses anteriores se había escrito mucho sobre la posibilidad de que Joe se convirtiese en la primera elección del Draft. Estadísticamente era manifiestamente mejorable, pero su potencial hacía soñar a más de un directivo. Alto, atlético, con buen tiro y respondiendo al rigor defensivo, poco más se podía pedir.

Los pronósticos se cumplieron y los Warriors, que habían perdido a un baluarte como Chris Webber, apostaron por Smith. Su temporada de debut cubrió las expectativas, y finalmente sólo el base Stoudamire le venció en la lucha por hacerse con el título de "rookie" del año.

El curso siguiente mejoró sus prestaciones ofensivas tal y como se le había reclamado, y en la siguiente empezó a sufrir un calvario de pequeñas lesiones que perjudicaron para siempre su rol en la NBA.

Renegado de su propia condición, fue vagando por equipos como Timberwolves, Bucks, Pistons, Sixers, Bulls y Cavaliers. Un trotamundos aceptando el papel de suplente cualificado en la mayoría de los casos. Sus mejores números han quedado desde entonces marcados en el olvido, y su esfuerzo en mayor medida defensivo redunda en el apoyo de un colectivo necesitado de fuerza interior, tal y como refleja su actual aportación en los Lebron Cavs.

Es un ejemplo de cómo un aspirante a estrella se queda en el camino. Hay otro jugador que está siguiendo los pasos de Joe Smith. Drew Gooden cumple todas las premisas para convertirse en el próximo "jornalero de lujo".

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