domingo, 10 de mayo de 2009

Amigo Chuck

Una revista vieja de Gigantes del Basket guardada en el armario me lleva bastante tiempo atrás. Un cromo adhesivo de Darnell Valentine y una camiseta azul de los Warriors con el número 17 de Chris Mullin completan el recuerdo de esos años en los que el baloncesto despertó en mí algo más que una inquietud.
Por un, creo yo, inquebrantable y a la postre placentero quiebro del destino, la NBA ocupó gran parte de mi juventud y adolescencia. Entre crónicas llegadas de tan lejos, fotografías de mates de un joven Jordan, partidos editados al milímetro ofrecidos por la televisión pública, y el "ding-dong" de Trecet, el descubrimiento se convirtió en pasión.
Luego llegaron las madrugadas de baloncesto y el espectáculo se pudo disfrutar en vivo.

Entre todo ello aparece Chuck. Inspirador, creador y gestor de los Bad Boys. Filtro de absorción de grandes talentos como Isiah Thomas, Joe Dumars, Mark Aguirre, a los que supo mezclar sabiamente con Vinnie Johnson o Bill Laimbeer.

Su carácter le supuso también la elección para guiar a la colección de estrellas jamás vista para asaltar el trono olímpico en Barcelona. Cierto es que las virtudes deportivas y personales del "Dream Team" difícilmente podrían haber dado lugar a conflictos, pero Daly supo gestionar el tiempo en pista y, sobre todo, inculcar un respeto inmaculado hacia los equipos que iban aplastando en la cancha. Mucho se debería aprender de aquella experiencia.

El trabajo de Chuck Daly fue fundamental en la historia de los Pistons, de importancia severa en la hoja de estadística de la NBA, y forma parte de los pequeños grandes recuerdos de una época en la que las cuchillas de afeitar tardarían en ser de utilidad para el que escribe.

Muchas gracias Chuck.

2 comentarios:

Dani Sierra dijo...

Eres un crack hermanito... me emocionó leerlo

JIB dijo...

Chuck nos enseño siendo muy jovenes, que nos sólo basta con el talento, que la ética de trabajo y el duro esfuerzo son básicos para triunfar.
Ver a los Bad Boys ganar las finales contra el Showtime es la mejor demostración de esto.