martes, 9 de junio de 2009

Finales NBA

La experiencia es un grado. Los Lakers hacen valer su acumulación de partidos en finales ante unos novatos en estas lides.
De sorpresa a realidad, los Magic han logrado elevar hasta un límite poco predecible hace unos meses su valor en la post-season. Una buena mezcla de juego exterior-interior con dosis de versatilidad muy útiles en momentos puntuales, así se pueden resumir las bondades de Orlando. La polivalencia de Hedo Turkoglu es un elemento desestabilizador de las mejores defensas del campeonato. Con calidad, visión de juego y con kilómetros NBA en sus pies, el turco juega de base, escolta y alero, y rivaliza con la pizarra más rígida cuando el Sol más calienta.

A priori podría resultar uno de los peores rivales para una indefinida defensa "laker". De jugar por fuera le resultaría complicado el seguimiento a los jugadores exteriores, y de jugar por dentro quizá entre Ariza y Odom podrían hacerle sombra. Su nivel es más que bueno, pero lo que está fallando en esta serie no es él.

Otra de las bazas de Orlando es el descomunal momento de forma de Rashard Lewis, que está viendo el aro enorme, y que juega con el viento a favor. Lewis y Turkoglu serían el pegamento de la maquinaria "magic" en las Finales, siempre y cuando el resto rentabilice sus opciones anotadoras.

Falla Howard y falla la línea exterior. El fornido pívot tiene ante sí el reto de encarar a Gasol, sin los suficientes kilos como para ser un "stopper" eterno de Dwight. No obstante con gran esfuerzo Pau y la corta zona interior angelina le ha concedido apenas 16 tiros en dos partidos, muy lejos de sus promedios habituales.

Hay otra circunstancia a tener en cuenta en estos primeros partidos. Jameer Nelson ha vuelto, y aunque podríamos estar hablando de un punto a favor de los Magic, es posible que haya descentrado la conjuntada transición de ataque. Quizá porque Alston no encuentre su sitio, con entrada de titular pero con menos minutos, y quizá porque Nelson esté pagando su inactividad. El hecho es que entre los dos se reparten los minutos y desaparece un inesperadamente resolutivo Anthony Johnson, del que nadie esperaba un concurso tan eficaz en anteriores series.

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