sábado, 25 de julio de 2009

Un base para los Knicks

Confirmado el acuerdo de Andre Miller con los Blazers, el escenario se presenta bastante abierto para el encaje de bases en los huecos que todavía quedan por cubrir.
Parece que los Knicks hacen de la angustia una virtud. Donnie Walsh ha trabajado siempre muy bien en la sombra, y su fama de constructor de equipos la tiene por algo. En Nueva York las opciones para reemplazar a Duhon en el timón están adquiriendo un rumbo sorprendente. Los tentáculos de los Knicks llegan hasta España. Entra en escena Prigioni. Un base que sin duda responde a lo que quiere D´Antoni. Alguien que proporcione balones en buenas condiciones a sus tiradores, que pueda conectar con la zona interior y que resuelva en el momento adecuado. La veteranía en este caso es un grado. Los años de responsabilidad en Vitoria le dan ese plus del que también se aprovechó José Calderón.

Tenida en cuenta la opción "europea", Walsh maneja otras alternativas como Ramon Sessions, base en auge después de una buena temporada, o incluso Jamaal Tinsley. En este último caso se debe tener en cuenta que Walsh escogió a Tinsley para los Pacers en una elección discutida en su momento. La polémica rodea a Jamaal hace años y le condenó a una situación incómoda en la franquicia. Finalmente se ha encontrado una salida negociada y es libre de buscar equipo. No creo que sea la mejor selección para hacerse cargo de una franquicia como la de la NY, que necesita un tipo de base tranquilo para el que los devaneos fuera de la cancha se reduzcan a alguna discusión por el cambio en la tienda de comestibles.

No me olvido de la posible maniobra que implicaría a Clippers en un traspaso a dos o tres bandas en el caso de que firmen a Iverson. Precisamente A.I. no sería nada bueno para los intereses de los Knicks.

jueves, 23 de julio de 2009

La decisión de Andre

Ser un buen base en la NBA puede resultar un "rara avis" por la cantidad de jugadores de clase baja que han ido poblando durante los últimos años las canchas. Jugadores algunos de ellos que tampoco llegaron a dar el nivel en Europa, y a los que el caprichoso destino les colocó en una situación inmejorable.

Por esa razón el puesto de "playmaker" ha adquirido un rango de preferencia en la liga. Tiempo le ha costado, pero Calderón ya ha entrado en el grupo de los importantes. Por su visión de juego, por su poco egoísmo en pista, por su compañerismo, por su récord de tiros libres y sobre todo por su ratio asistencias-pérdidas. En los Estados Unidos adoran las estadísticas tanto o más que el papel sobre el que se escriben. Si no hay un apartado que analice un aspecto del juego, lo crean.

Hay cierto movimiento interesante que no se había visto últimamente entorno al puesto de base. Kevin Pritchard se ha dado cuenta de que sus Blazers sufren al no contar con un "1" en condiciones. Ya ha sido ampliamente comentada por aquí la ineficacia de un tirador como Steve Blake al mando de una máquina hecha para correr y lanzar a canasta como Portland. Siempre a salvo claro del antojo del entrenador McMillan. Se necesita a alguien que pueda dirigir en momentos de caraja mental, que tenga el aplomo de calmar la inquietud anotadora de ciertos jugadores y de lanzar el contraataque cuando haga falta. Y el GM de los Blazers ha puesto sus miras en Andre Miller, un base veterano y contrastado que desea iniciar una nueva y ¿última? etapa fuera del fiasco de Philadelphia. Miller, base que defiende, asiste y puede correr si sus piernas están bien. Desde sus lejanos años universitarios ha ido mejorando con creces el tiro, y la NBA le ha dado cierto aplomo. Justo lo que Portland necesita.

Pero el equipo de Rudy no es el único que busca a Miller. Se ha despertado un inusitado interés en Nueva York. A D´Antoni la experiencia con Duhon no le ha gustado nada, y sondea el mercado para echarle el lazo a un buen base. El asunto es entre Miller o Sessions se dice. Veterano contra bisoño. La pelota ha llegado a la azotea de Andre, que se encuentra en disposición de escoger qué vista quiere tener desde su casa esta temporada: los bosques de Oregón o el Empire State Building.

miércoles, 22 de julio de 2009

La respuesta de A.I.

Nadie salvo los más próximos en el entorno de Allen Iverson sabe qué le pasa por la cabeza en este momento. Después de una temporada para condenar a la más absoluta soledad, A.I quiere recuperar su status de gran estrella allí donde le garanticen carta blanca. Primero hay que quererle tal y como es, porque Iverson es como un jovencillo rebelde. Se sabe cuándo se va, pero no cuando vuelve. Se puede presentar en cualquier momento a la hora de cenar, y luego desaparece durante días.

No dudo del valor que su entrega en la cancha ha dado a la liga, ni pongo en duda su potencial actual, aunque es un hecho que sus mejores noches ya pasaron. El título NBA merece un sacrificio mayor que subastar al mejor postor tus próximos 82 partidos. Ese sueño pasa por una rebaja sustancial de las pretensiones económicas y de la aceptación de un rol no acorde con la media estadística de la carrera profesional. El primer punto parece asumible por Iverson, pero el segundo está bastante lejos de convertirse en realidad.

Otra pregunta que uno debe hacerse es el porqué en los Clippers hacen acopio de bases. Baron Davis, Eric Gordon, Sebastian Telfair y ¿Allen Iverson? La temporada como rookie de Gordon ha sido algo más que prometedora, por lo que se me antoja difícil que sea carne de traspaso. Baron es un seguro si tiene las piernas libres de lesiones. ¿Dónde encaja Iverson en todo este tinglado? Opiniones hay muchas. Marc Spein apunta en su artículo en ESPN a una sencilla maniobra publicitaria para vender más entradas. Así de fácil.

Con un equipo tan joven e inmaduro, que además cuenta con Blake Griffin, me inclino a pensar en un traspaso que involucre a algún jugador curtido. Sólo si llega Iverson, claro. De momento los Clippers han realizado su jugada maestra desprendiéndose de Zach Randolph, con un contrato tan pesado como su historial de problemas extradeportivos. En otro momento habrá que hablar del impacto de Randolph en Memphis. Pero eso es otro cuento que se escribirá pronto. Ahora lo que esperamos es la respuesta a la incógnita de A.I.

lunes, 20 de julio de 2009

Ansiedad

El verano se puede decir que es el "free-agency time". El agente libre acecha en la sombra al asalto del mejor contrato. Como en casi todo en la vida, alguien colocó una etiqueta para diferenciar a los agentes libres, el restringido y el que no tiene restricciones. En la primera de los situaciones se encontraba por ejemplo Millsap, que estaba a punto de estampar su firma por los Blazers. Finalmente su equipo, los Jazz, decidió ejecutar su derecho a igualar la mejor oferta y consiguió la permanencia de uno de sus bastiones de cara al futuro. El portazo todavía resuena con fuerza en los oídos de Kevin Pritchard, que se afana en buscar en el mercado una solución para la descompensada línea interior de la franquicia de Oregón.

El caso Odom no se resolverá de forma inmediata. De las declaraciones de unos y de otros se desprende el interés de Lamar en permanecer en el defensor del título. Tras la supuesta metedura de pata de su agente, ahora toca hacer "ojitos" para un feliz retorno. Si falla la pose, le esperan en Dallas y Miami con los brazos abiertos, un jugoso cheque y un refresco de mango en la mano.

Ante la falta de nombres de auténtica primera línea en liza, la expectación la viene a generar una familia de ricos griegos con un montón de billetes verdes. Después de "tocar" a Nate Robinson, Olympiakos ahora parece que desvía su interés hacia Linas Kleiza. Verdad o no, el nombre del equipo griego suena en los Estados Unidos y extiende entre los jugadores de perfil medio-bajo la imagen de una oportunidad de hacerse con un buen montón de dinero ejerciendo de estrella en Europa.

Pero también el mercado se mueve para los entrenadores. Después de un par de proyectos NBA fallidos, Eric Musselman ha aceptado la propuesta que le llega desde Rusia. De la experiencia europea se pueden sacar enriquecedoras enseñanzas. Seguro que le resultará extraño al buen hombre el recibimiento que se dispensa en ciertas canchas griegas y serbias. Eric, no todo es el olor a alitas de pollo, cheerleaders y los polvos de talco lanzados por Lebron James.

Y mientras los agentes libres buscan su futuro estos días en las ligas de verano, emisarios enviados en misión de reconocimiento con precontratos tipo, intentan cazar las mejores piezas de unos campeonatos que según la tipología del jugador son vistos como partidos de pretemporada, de vuelta a la actividad, de buscavidas o salvavidas.

domingo, 19 de julio de 2009

Locura de dinero

Se especula estos días con la posibilidad de que Nate Robinson se mude a Europa por un módico precio que asciende a 10 millones de dólares en un contrato de dos años de duración. El pequeño base no puede aspirar a firmar un contrato de esa magnitud en su país, y la oferta le hace los ojos chiribitas.
Un fichaje mediático y de calidad. La repercusión de su victoria en el último concurso de mates ha llegado bastante lejos. A pesar de que el Fin de Semana de las Estrellas abandonó hace años la excelencia deportiva por una pose más propia del "show-business", las televisiones de todo el mundo se siguen acreditando y los niveles de audiencia alcanzan cotas reseñables.

Los hermanos Angelopoulos resquebrajaron conciencias en los Estados Unidos justo hace un año con el fichaje de un jugador de talento acuoso como Josh Childress, que no rentabilizó ni de lejos el esfuerzo económico que los acaudalados griegos hicieron por él. Childress como agente libre era apetecible para cubrir un roster como sexto o séptimo hombre. El caso de Robinson es distinto. Childress destacó por su peinado retro y alguna que otra demostración de elasticidad. Nate podría ser titular en un puñado de equipos NBA, ha tenido excelentes actuaciones combinadas de puntos y asistencias, y es un tipo muy conocido en todas las canchas. Ofrece algo más que plasticidad en el salto y guiños a la cámara. Olympiakos tampoco pudo dar el salto de calidad con Josh Childress.

Se vuelve a abrir el tarro de las hipótesis. ¿Un buen contrato en Europa es un paso atrás? ¿Una verdadera estrella aceptaría bajarse en marcha del tren NBA? Hablamos en todo caso de dos jugadores que ocuparon en su carrera profesional una plaza en el banquillo. La realidad es ésa y no otra. Robinson tiene cualidades y trazas de titular, pero en sus años con los mayores por diversos motivos ningún entrenador le ha dado su plena confianza.

Si Nate se va, muchos le echarán de menos. A Childress pocos le recuerdan ya.

miércoles, 15 de julio de 2009

Mercado de verano

Este momento de la post-temporada me resulta apasionante. Para muchos la mezcla de calor, informaciones difusas, rumores y divagaciones varias les puede llevar a un estado de ánimo más bien plomizo, pero yo siempre he apostado en los meses de julio y agosto por la encrucijada mental, las combinaciones imposibles en los traspasos y el seguimiento del mercado de agentes libres.
Uno siempre juega a ser general manager y no entrenador. Es más fácil convertirse en gestor en la sombra que actualizar esquemas de juego y poner en práctica la limitación de lucha de egos en la cancha.
En otro tiempo la llegada de Shaq a los Cavaliers habría supuesto un golpe de efecto digno de llenar por sí solo una semana informativa. Lejos de dudar en la capacidad actual de O´Neal para rasurar el empuje interior de los rivales, se debe tener en cuenta la limitación física que padece desde hace años. Buen fichaje antes de la presumible salida de Lebron al término de este curso.

Las negociaciones tienen a veces resultados inesperados. Cuando todo el mundo daba por hecha la renovación de Odom, los Lakers y el propio jugador se desmarcan de la fructífera vinculación. Lamar quiere más dinero, Mitch Kupchak sube la oferta angelina y no hay respuesta de la otra parte. A la puerta de Odom se agolpan los pretendientes, juntos y revueltos. La suma de intereses perjudica la firma de un contrato que se ajusta a las necesidades presentes de un defensor del título. Veremos al alero con otra camiseta, y los Lakers buscarán a otro jugador en el mercado. Pocos llorarán por ahora.

Allen Iverson se resiste al retiro dorado. Quiere seguir en la brecha un poco más, hasta que alguien le obligue a salir corriendo para no volver. Es loable su renuncia a asaltar la banca del equipo que le contrate, pero es consciente del papel al que la edad, las lesiones y su estado mental le han relegado. El desastre de temporada de los Pistons todavía resquema en Michigan.

El asunto Ricky navega a la deriva en una posición de stand-by que tiene visos de reactivarse en el largo plazo. Ya no hay prisas. Rubio jugará la próxima temporada al máximo nivel. Habrá que aclarar si las lecturas de juego las hará en inglés, una posibilidad que no se ha disuelto todavía. El agente de Ricky hace carantoñas a cualquier equipo de la élite dispuesto a soltar un pastón por el chaval.

Mientras tanto, vemos a un poderoso Griffin asombrando a todos en sus primeros pasos como profesional, y comprobamos lo angustiosa que le resulta a Boozer su situación. Habrá novedades.

domingo, 12 de julio de 2009

De tiendas

Época estival en la NBA significa que agentes libres, jugadores desencantados, representantes y "general managers" viven pendientes del teléfono las 24 horas del día. El futuro inmediato de todos ellos depende de una serie de negociaciones que tienen lugar a miles de kilómetros de distancia.
A la espera del emocionante verano que viene, el que aguarda el final de los contratos de jugadores de alto nivel, el 2009 trae movimientos interesantes y en algunos casos cruciales para la temporada venidera.

Turkoglu desecha una provechosa oferta económica y un más que prometedor proyecto deportivo en Portland para engordar la cuenta corriente en Toronto, que no le garantiza un curso victorioso sin duda. Dinero manda. Los Raptors ganan en experiencia, calidad y espacio exterior, y Calderón podrá aprovechar los generosos huecos ofensivos que proporcionará el turco.

A Boozer el ritmo de vida de Utah ya le agotó. No le satisface ni el rumbo deportivo de los últimos tiempos ni el devenir de una franquicia que necesita ser rescatada del pasado. Ya se lo rifan. La rumorología se divierte con el reparto de cromos que el nuevo acomodo de Boozer puede propiciar.
Otra operación a reseñar es la llegada de Paul Millsap a los Blazers, que potencia sin duda el arsenal interior de Portland, sosteniendo un equilibrio ataque-defensa que convierte a los de Oregón en más que serio candidato a pugnar por el liderazgo en el Oeste. Eso, claro está, si McMillan no se vuelve loco y si se consigue un base con cierta visión de juego.

domingo, 5 de julio de 2009

Efecto Artest

Mientras los Lakers acechaban el título en el que sería el último partido de la temporada, un jugador que fue rival de los angelinos en los playoffs tenía tomada una decisión. La gigantesca televisión de Ron Artest ofrecía a Gasol y Bryant levantando la copa de campeones, y el "rocket" se decía a sí mismo: "el año que viene seré yo el que bese la Copa".
Hace tiempo que había decidido abandonar Houston e instalarse de forma definitiva en Los Angeles, donde por cierto, tiene una casa. Aunque por fin había encontrado un aliado en el banquillo, Rick Adelman, su ansia de títulos no iba a ser resuelta liderando a los Rockets.

Conocida la noticia de que el chino Ming se perdería con casi toda probabilidad la temporada venidera, Artest terminaba de llenar las maletas de ropa y de sueños. Las negociaciones estaban próximas a llegar a buen puerto.
Los Lakers decidían no ofrecer un nuevo contrato a Trevor Ariza, con lo que abrían su espacio salarial a nuevas adquisiciones. El alero había completado un buen final de temporada, pero Phil Jackson buscaba un plus en esa posición. Finalmente el acuerdo se materializa y Artest es nuevo Laker. En una jugada estudiada, los Rockets llegaban a un acuerdo con Ariza para cubrir la baja de su jugador estrella en el curso pasado.

Con Artest en Los Angeles, Bryant y Gasol podrán respirar un poco más tranquilos. Se busca músculo, fuerza, versatilidad y defensa. Estos aspectos del juego ya eran asumidos con profesionalidad por Ariza, pero Artest añade un mayor dinamismo en ataque. Se descargará de responsabilidad a Pau y a Kobe. Jackson podrá contar con una pieza clave en su puzzle, pudiendo elevar el potencial ofensivo del triángulo.
Su papel será el mismo que desempeñaba Scottie Pippen en los exitosos Bulls. El efecto Artest, si es capaz de mantener la cabeza libre de destellos de locura, será decisivo en la temporada que viene.