miércoles, 19 de mayo de 2010

El auténtico orgullo verde


Los Celtics ganan sus partidos y enteros de cara a una presumible final contra los Lakers. Roto por completo el factor cancha, la final de conferencia en el Este lleva consigo una sorpresa en mayúsculas.

Ni los expertos más críticos podían digerir una derrota de los Cavs en la ronda previa, teniendo en cuenta que el liderazgo de Lebron había originado un clima muy bondadoso para la franquicia de Cleveland. Una inoportuna lesión ha mermado la capacidad de "King" James, aunque es indudable que la confección del equipo podría dar a entender que algún otro asumiese parte de la responsabilidad. Nadie ha dado el paso al frente y el futuro de Lebron se aventura lejos de Cleveland.

La eficacia de los Celtics arrastra por el fango los papeles con crónicas en contra de una temporada que parecía abocada al fracaso y que olía a fin de ciclo. Con Garnett lastrado, Pierce, Rasheed y Allen en franco retroceso, y con el único empuje del "crecido" Rondo, pocos podíamos pensar que los inquilinos del Garden harían suyas las viejas proclamas de Auerbach. El "viejo Red" estaría orgulloso del rendimiento contra pronóstico de sus chicos.

En Orlando todavía siguen buscando respuestas, tanto en la cancha como fuera del pabellón. Todo estaba bien atado, con un equipo medianamente compensado y no tan desgastado como otros aspirantes. Una temporada que deja ciertos interrogantes en los Magic, como el tremendo peso que el nuevo contrato ha supuesto para el sustituto de Howard. Gortat no ha sido merecedor de un reconocimiento que le pilla grande. La ausencia de un "cuatro" dominante resta credibilidad al juego interior, a pesar del buen hacer de un falso ala-pívot como Lewis.

Un ejercicio de pedagogía no iba tampoco a servir para explicar de manera pormenorizada las razones que convierten desde ya a Boston en claro candidato a acompañar en la final a los Lakers. Siento que la verdadera sorpresa de la temporada, los Suns, se quede en el camino, pero intuyo que Phil Jackson no dejará escapar un nuevo enfrentamiento con el eterno rival.

Si no hay un vuelco anímico importante, la reedición del clásico será un hecho. Por el bien de la competición sin embargo necesitaríamos esperar un poquito más, con finales de conferencia más ajustadas. Veremos.

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