martes, 1 de junio de 2010

La final más deseada

La suerte de los campeones, y un empujoncito de las almas que lucieron las camisetas que cuelgan de sus pabellones han ayudado a que de nuevo el clásico Lakers-Celtics sea una realidad.

Nada hacía presagiar que unos envejecidos Celtics y unos descompensados Lakers llegasen a ser la última pareja de baile. Las rondas previas habían enseñado distintos desencuentros con la previsión. Parecía que las fauces de los cachorros hambrientos de pasar a la gloria iban a alejar del camino al equipo de Phil Jackson. La sorpresa no se consumó y los Suns despetaron de un sueño que nunca aspiraron a tener. Sin embargo los chicos de Jackson no llegan frescos y además lo hacen con alguna que otra dentellada de consideración.

El caso de la franquicia de Boston es diametralmente opuesto. Lejos de un óptimo rendimiento en la primera parte de la temporada, con muchísimas dudas apuntando a ciertos jugadores, en esta segunda fase han arrancado de cuajo el cartel de favoritos que colgaba de sus rivales. Primero echaron a la cuneta al proyecto ganador de Lebron James, y luego destrozaron el inmaculado curso firmado por los Magic.

Ahora las fuerzas están supuestamente igualadas. Gasol se olvida de su reunión con viejos colegas para luchar por el campeonato del mundo y se centra en la pugna que le aguarda debajo de los tableros con el rudo Perkins, el cuasi retirado Wallace y el mermado Garnett.
Las leyendas volverán a pintar un cuadro en el que Pau está invitado a figurar en un primer plano.

Showtime...