sábado, 22 de mayo de 2010

El pistolero contra el muro

El retorno a la competición de Gilbert Arenas no será plácido ni mucho menos. Se supone que ya ha pagado el peaje por unas acciones que surgieron de una escasa lucidez mental.

El anteriormente conocido como "Agent Zero" ha dejado de ser un ejemplo de entrega, de liderazgo, para ser condenado a la soledad. El aficionado "wizard" no le mirará con la misma intensidad esta temporada. Habrá en Washington otra figura a la que idolatrar los próximos meses. Todos los pronósticos, avances y previsiones apuntan a que será John Wall el elegido como número 1 del draft. Los Wizards tendrán de nuevo la oportunidad de seleccionar al mejor de entre la clase colegial, y Wall por lo visto será quien asuma el papel de guía de la franquicia de Washington.

Está por ver el encaje que se haga en el seno de un equipo con una herida sangrante que necesita muchos apósitos. Para el optimismo se cuenta con una plantilla en la que la juventud fluye como la hipocresía de nuestros políticos. Wall, Blatche, McGee, Young, Thornton o incluso Howard suponen algo más que una esperanza, eso sí, si se sabe gestionar su tiempo en pista. El base a elegir es enérgico, con elasticidad y capacidad de salto. Suficiente para aglunitar a las gentes a su alrededor. Está por ver si podrá poner orden dentro del caos.

Con el asunto de la pistola, Arenas perdió más que su condición de líder y el beneplácito del público. Nadie le verá del mismo modo, ni siquiera los que se dejaban ver con la camiseta del O en la cancha de la ciudad capitalina.

Wall, joven a rabiar, con la presión como compañero de habitación los últimos años, y con la exigencia de pilotar un bólido caro como es siempre el equipo de la universidad de Kentucky, estará obligado a rendir desde el minuto uno para no verse cegado por unos focos que han desviado del camino a unos cuantos aspirantes a estrellas en tiempos recientes.

miércoles, 19 de mayo de 2010

El auténtico orgullo verde


Los Celtics ganan sus partidos y enteros de cara a una presumible final contra los Lakers. Roto por completo el factor cancha, la final de conferencia en el Este lleva consigo una sorpresa en mayúsculas.

Ni los expertos más críticos podían digerir una derrota de los Cavs en la ronda previa, teniendo en cuenta que el liderazgo de Lebron había originado un clima muy bondadoso para la franquicia de Cleveland. Una inoportuna lesión ha mermado la capacidad de "King" James, aunque es indudable que la confección del equipo podría dar a entender que algún otro asumiese parte de la responsabilidad. Nadie ha dado el paso al frente y el futuro de Lebron se aventura lejos de Cleveland.

La eficacia de los Celtics arrastra por el fango los papeles con crónicas en contra de una temporada que parecía abocada al fracaso y que olía a fin de ciclo. Con Garnett lastrado, Pierce, Rasheed y Allen en franco retroceso, y con el único empuje del "crecido" Rondo, pocos podíamos pensar que los inquilinos del Garden harían suyas las viejas proclamas de Auerbach. El "viejo Red" estaría orgulloso del rendimiento contra pronóstico de sus chicos.

En Orlando todavía siguen buscando respuestas, tanto en la cancha como fuera del pabellón. Todo estaba bien atado, con un equipo medianamente compensado y no tan desgastado como otros aspirantes. Una temporada que deja ciertos interrogantes en los Magic, como el tremendo peso que el nuevo contrato ha supuesto para el sustituto de Howard. Gortat no ha sido merecedor de un reconocimiento que le pilla grande. La ausencia de un "cuatro" dominante resta credibilidad al juego interior, a pesar del buen hacer de un falso ala-pívot como Lewis.

Un ejercicio de pedagogía no iba tampoco a servir para explicar de manera pormenorizada las razones que convierten desde ya a Boston en claro candidato a acompañar en la final a los Lakers. Siento que la verdadera sorpresa de la temporada, los Suns, se quede en el camino, pero intuyo que Phil Jackson no dejará escapar un nuevo enfrentamiento con el eterno rival.

Si no hay un vuelco anímico importante, la reedición del clásico será un hecho. Por el bien de la competición sin embargo necesitaríamos esperar un poquito más, con finales de conferencia más ajustadas. Veremos.