domingo, 30 de enero de 2011

The Griffin Show

Las luces se encienden, las cámaras empiezan a filmar y la acción transcurre tal y como se había diseñado el año pasado.

La lesión de Blake Griffin supuso más que un jarro de agua fría para la "franquicia pobre" de Los Angeles. El atlético mozo había despertado más de una inquietud entre los especialistas y generado más de un abono para el Staples pintado de rojo. Todo un número 1 del draft llamado a marcar una época. Justo cuando comenzaba con un programa más exigente de trabajo se rompió, despedazando con ello los sueños de unos y borrando de un plumazo las crónicas de éxito no escritas de otros.

Un año es blanco para un novato es muy peligroso, sobre todo cuando tienes sobre tus hombros el duro peso del "show-bussiness" y la presión de los que firman los cheques a final de mes. Eso de la presión puede acabar con carreras prometedoras. Un ejemplo muy reciente es Greg Oden, un pívot con mucha clase, una fuerza terrible bajo el aro pero con una habilidad innata para lesionarse. En su época colegial demostró su espíritu de superación al cambiar su mano de tiro durante una larga etapa de la temporada tras fracturarse su muñeca derecha. Su registro con la zurda fue encomiable. Sin embargo Oden no ha sido capaz de completar ni una sola temporada desde que Stern le colocó la gorra de los Blazers. Ni está ni ya se le espera. Si vuelve a pisar una cancha para jugar más de media hora será un verdadero milagro.

En Blake Griffin sucedió algo diferente. Al enfundarse una camiseta con unas exigencias mínimas, su año en el dique seco fue más placenterio, y pudo disfutar de mayor tranquilidad en la recuperación, rehabilitación y trabajo técnico posterior. La presión de verdad llega ahora, y parece que Griffin no sólo la tolera sino que la aplaude.

El "efecto Griffin" ha hecho renacer la competitividad del base Baron Davis, a punto de ser abandonado en un cajón para siempre. El equipo corre, salta, se divierte e incluso empieza a ganar más partidos de la cuenta. Pocos podían predecir 18 victorias a estas alturas de curso, con bastantes derrotas además con márgenes de diferencia muy pequeños, lo que hace albergar esperanzas en que, con una elección buena del draft y algún que otro retoque, en años venideros el récord de los Clippers tenga más triunfos que partidos perdidos.

Los compañeros de Griffin son jóvenes, con buenas piernas y con ganas de jugar con intensidad. El coach, Vinnie del Negro, ha obtenido su segunda oportunidad como primer entrenador, y después de unos meses con dudas, parece que ha dado con la tecla que suena.

Blake sigue una línea ascendente que le convertirá en el "rookie" del año, superando a mi favorito John Wall, lastrado por lesiones y con una dinámica de juego más irregular. La trayectoria de Griffin va del menos al más, y podrá sumar puntos a su valoración en el concurso de mates. Se espera mucho de la participación del novato en el All-Star, que se juega en su casa.

Un jugador fuerte, completo, con unos porcentajes rozando el sobresaliente y con un margen de mejora muy amplio. La estrella del futuro ya está aquí.

martes, 11 de enero de 2011

El secreto de los Knicks

¿Qué hace que un equipo pase de arrastrarse por el fango en días tormentosos a planear con visibilidad en las alturas?
Los factores para el resurgir de los Knicks entran en unas variables ajenas a la matemática más avanzada.
Está demostrado que en la NBA dos más uno no son tres. Según la ocasión pueden sumar cuatro o quedarse en menos dos. Ciertos traspasos aparentemente ventajosos se tambalean o no funcionan por decadencia sobrevenida de algún jugador o por una falta de mentalidad que repercute de manera directa en el rendimiento en cancha.

Con minutos Sasha Vujacic pasa de ser un elemento extraño en la rotación de los Lakers a sentirse importante de repente en unos Nets en declive. Resulta utópico que pueda ser titular en un equipo NBA, como dice el esloveno. Por New Jersey también pulula un tal Troy Murphy, que después de atravesar su propia odisea por el desierto en forma de lesión, ni recupera sensaciones ni su sitio en el quintento inicial. Es carne de un "trade" que no termina de clarificarse y en el que entraré en un momento.

En la otra orilla del Hudson, los hasta hace poco desnortados Knicks no daban con la tecla del éxito. Dolidos en su orgullo ante la negativa de Lebron, Bosh y Wade de unirse a un proyecto de buen presente y mejor futuro, vadearon el problema con movimientos muy acertados. Stoudemire ha aportado algo más que fe a sus bisoños compañeros, Felton ha dejado su cartel de jugador triste bajo el telefonillo de la mansión de Jordan, y Fields ha sido una buena elección en el draft. Junto a todo ello, Chandler ha conseguido despegar y lucirse como venía apuntando tiempo atrás, y ha ido creciendo un efecto llamada en el resto de knickerbockers.

Las 21 victorias de New York les sitúan en un récord poco conocido en los últimos tiempos a estas alturas de curso y les colocan de nuevo en posición de playoff.

Ahora es cuando nace el problema. En la libreta de Donnie Walsh venía escrito "traspaso" en el mes de enero, y cuando se dispone a sondear el mercado y al queridísimo Carmelo, resulta que al bueno de Amar´e no le gusta. Sintiéndose más importante que nunca y siendo el símbolo del resurgimiento de los Knicks, no quiere que venga otro tipo con una gorra que ponga "Estrella" y le abarrote el protagonismo que se ha ganado. Difícil papeleta.

Realmente a New York, con sus jugadores al alza, el viento a favor y D´Antoni feliz, creo que de momento le viene bien un retoque en posiciones interiores y no marear demasiado no vaya a ser que se despisten. La personalidad de Carmelo puede ser peligrosa en un vestuario con muchas realizaciones profesionales en marcha.

Lo del traspaso inacabado de Melo es otro asunto peliagudo. Hablamos de tres equipos implicados con algún que otro disgusto en ciernes. Billups ya ha declarado que no quiere hacer las maletas y que desea terminar sus días de profesional en Denver a ser posible. Uno de los principales activos del intercambio frunce el ceño por lo que la operación se complica.
Luego Anthony no quiere que le tomen el pelo y opta por ser él quien tome la decisión y que no lo hagan por él. No firma con Denver y aguarda a que NY pelee fuerte. New Jersey está cerca pero no termina de convencerle. Y mientras, otros esperan con los brazos abiertos. Hamilton podría aplaudir una salida de Detroit que supondría una reunión con su antiguo compañero Billups en los Nets junto a Carmelo. Las posibilidades de ese equipo crecerían como la espuma. Pero todo sigue en suspenso.

domingo, 9 de enero de 2011

El italiano indolente

Una apuesta arriesgada y una realidad rozando lo decepcionante. El ceño fruncido fue la tónica general en el draft del año 2006. Un esbelto chico con informes excelentes nacido en la lejana Italia era seleccionado en el número 1.
Pronto empezaron a salir las voces discordantes, que apuntaban a pasados fracasos sonados en las elecciones en puestos de cabecera, sobre todo en jugadores por encima de los dos metros de altura.

Con unas expectativas grandes Andrea Bargnani dejó la Benetton, en la que había demostrado versatilidad y eficacia para ver aro, comenzó su andadura en unos Raptors en construcción.

La duda siempre surgió por la poca fuerza que imprimía en sus acciones bajo canasta. De hecho se había caracterizado en la Lega por un juego de alero a pesar de sus 2.13.
Si había funcionado el experimento Pau Gasol, y si en alemán Nowitzki ya era un top-10 de la liga, Bargnani podría pasar de prospecto interesante a jugador franquicia. Sin embargo, su debilidad para pelear como "cinco" se puso de manifiesto muy pronto, y Toronto tuvo que reforzar esa posición con tipos más fornidos al tiempo que Bosh se esforzaba por arrancar puntos en la pintura.

Sus porcentajes de anotación han ido mejorando año a año, e incluso figuró en algunas quinielas el curso pasado como aspirante a jugar el all-star. El que escribe siempre consideró el potencial del italiano digno de esa distinción, siempre que superase su alergia a bregar cerca de la red y no sólo utilizase la zona para girarse y tirar de tres o cuatro metros, o para fintar y anotar apoyándose en el tablero. Para ser un pívot con rango de jugador franquicia hace falta algo más que anotar. Se debe incluir el rebote en el repertorio, tal y como hizo Pau hace años. Recuerdo al joven Kukoc que llegó a la NBA con delgadez casi extrema, y al que tratamientos rápidos que no entro a valorar hicieron de él un tipo capaz de jugar también con garantías en la pintura.

Bargnani tiene un dribbling demoledor, buena prestancia en el juego de pies y cierta irregularidad en el tiro, lo que hace que necesite más de una decena de tiros para convertir cuatro de ellos, casi siempre no muy lejos de canasta. Añade a su repertorio un lanzamiento de tres más que aceptable, aunque sigue adoleciendo de una ternura descorazonadora a la hora de proteger el rebote. Si mejorase esa faceta estaríamos hablando de un jugador completo y un arma terrible para su equipo.

Lamentablemente y a pesar de ser el primer anotador de Toronto, el mayor protagonismo que la marcha de Bosh le ha concedido engrandece su escaso bagaje en el apartado reboteador e intimidatorio, no llegando ni siquiera al tapón por partido.

Imagino que los Raptors estarán siendo de las franquicias más activas en estos momentos previos al "trade deadline", con poquita cosa que ofrecer pero mucho que buscar en el mercado. Ya se han deshecho los de Colangelo de Jarret Jack, y pensándolo bien, las mayores opciones de traspaso incluyen a Calderón. Lo niegan, pero seguramente el extremeño tendrá que ir en el paquete del traspaso principal que se avecina en el equipo canadiense.