lunes, 23 de septiembre de 2013

Un bronce agridulce

Los mejores análisis siempre vienen con el reposo y dejando inyecciones de adrenalina a un lado.
Mucho se viene hablando de las bajas para este Eurobasket, de la conveniencia de escoger a un entrenador bisoño y otras cuestiones paralelas que han afectado en mayor o menor medida el turbulento discurrir de la selección en la competición.
En los partidos de preparación se empezaron a adivinar ciertos desajustes que no terminaron de solucionarse. A pesar de sus declaraciones optimistas con la medalla en el cuello, a Orenga los oídos le seguirán pitando durante una buena temporada. La cabeza del coach se ha pedido desde el lejano partido contra Polonia, con una ironía que ha derivado en virulencia en las redes sociales a medida que avanzaba el torneo. Sus métodos livianos de rendir cuentas en los tiempos muertos ya habían golpeado insistentemente una imagen que será complicada reconstruir. Esa es tarea de la FEB, cuyo máximo dirigente ha permanecido oculto hasta que el brillo de la medalla le ha rescatado de la sombra, menuda casualidad.
Pienso en la cantidad de entrenadores de base que se han partido los cuartos y consumido energías con los chavales, que han celebrado éxitos, y que han sido olvidados. Todos los que pueden ver una meteórica carrera personalizada en un ex jugador que irrumpió en la vida del Estudiantes durante seis partidos oficiales antes de ser despedido al frente del banquillo. Porque nadie debe obviar ese dato. Sentirán envida supongo. Soy firme creyente y defensor de las segundas oportunidades, pero conceder la dirección de un equipo con esta tremenda dimensión a un novato con bagaje exiguo es como presentarse a una partida de mus sin tener ni idea. Ahí el resultado. La autogestión ha sido la tónica predominante y el peligro de dar carta blanca es evidente. Hablamos de jugadores de primer nivel, estrellas en sus equipos, que sin embargo necesitan un guía. En una pista de Carabanchel también se practica un buen tres para tres sin entrenador, pero no deja de ser una pachanga.
Sinceramente espero que el bueno de Orenga amplíe sus conocimientos, que se presente a clinics, que simule dirigir finales apretados en su consola, porque lo que viene es muy grande. Cierto es que recuperaremos a Pau y a alguno más en nuestro Mundial, y eso puede suponer un balón de oxígeno.
Uno no puede ir a la playa sin crema solar porque se expone a las quemaduras, así que mi consejo es que Orenga vaya haciendo acopio de botes...que los va a necesitar.

viernes, 8 de febrero de 2013

Luces y sombras de Llull

Recién terminado un apasionante encuentro entre el Real Madrid y el Barcelona Regal, las redes sociales fueron el contenedor de múltiples opiniones sobre los pequeños detalles que marcaron tanto el final del partido como las dos prórrogas. Uno de ellos fue el factor Llull, difícilmente definible o clasificable. Un factor   que cuando es positivo suele arrastrar a su equipo a la victoria, determinante. Ayer vimos las dos vertientes, también la negativa, que sirvió de contrapeso a su notable actuación en otros apartados.
Porque Llull es un tipo diferente, un escolta con cuerpo de base o un base con las prestaciones de escolta. Laso sabiamente ha sabido exprimir esas cualidades para hacerlas una, letal en bonanza de tiro a canasta.
Su progreso en cancha es proporcional al éxito del Madrid. Cuando sus luces se apagan, otro tiene que asumir su rol. Esta temporada el paso al frente de Sergio Rodríguez, con unos increíbles porcentajes desde el triple, supone ese plus que los blancos necesitaban. La suma del mejor Chacho con el mejor Llull convierte en una poderosa arma el "backcourt" madrileño.
Se preguntan muchos qué impulsa a un jugador a lanzarse 17 triples en un mismo encuentro. Locura, desparpajo, confianza en uno mismo...escojan el término que más les convenza. Saltarse las indicaciones explícitas del entrenador en el tiempo muerto para preparar los segundos decisivos también me dicen por ahí que es de "crack". Cierto. Los grandes de este deporte lo han hecho y lo harán, guiándose por la fábula del perfecto líder, nunca escrita pero repetida hasta la saciedad desde tiempos de mini-basket.
Y sí, jugador drafteado por la NBA. No supe acertar el encaje de Llull al otro lado del charco. Con Navarro no tuve ninguna duda, porque compartiendo características físicas con el mallorquín, le supera con creces en lanzamiento exterior. Las comparaciones son odiosas, pero en este caso la balanza se decanta ampliamente a favor del catalán, cuyas sombras son bien tapadas por sus luces. Navarro no tuvo éxito en la NBA por un simple motivo: falta de confianza severa del entrenador de turno. Punto. Estamos hartos de ver jugadores con escaso talento y demasiado físico que se hacen imprescindibles por allí.
Desde la gerencia de los Rockets, franquicia que ostenta los derechos de Llull, le veían hace un par de años como un buen jugador de complemento para dar descanso desde el banquillo al base titular. Dudo que esa apreciación haya sido modificada en este tiempo. Le falta esa consistencia real en el tiro para poder entrar por la puerta grande en Houston.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Cuestión de liderazgo


Un liderazgo se gana en la cancha con algo más que posturas y palabras de más al término de un partido. Significa el respeto de los que sudan la camiseta, de los que miran al "macho alfa" con absoluta confianza. Un liderazgo no se disputa a base de tirar hasta las zapatillas último modelo y no mirar a los lados.
Algo que hablar sobre el nuevo cambio de estilo de Westbrook, que ha entendido a medias estos conceptos. Hay diferencias de opinión sobre Russell que pueden ser discutidas en el fondo de un vaso con hielo al amanecer y seguirán sin quedar claras, pero existen una serie de puntos que se detienen en el punto común.
El base de los Thunder ha superado ampliamente a estas alturas de temporada el total de asistencias repartidas el curso pasado, centrado más en su lanzamiento a canasta que en crear buenas situaciones de tiro para sus compañeros. Aquí lo indiscutible, las líneas divergentes se pueden empezar ya a trazar.
Se le culpó de no saber llevar a su equipo en los momentos más calientes. En cierta medida hay razones para dar razón a aquellos críticos, observando unas estadísticas que no engañan. Los números suelen servir para dar o quitar peso a los argumentos, y en el caso de Westbrook encontramos ejemplos de egoísmo. El empuje de Durant, infatigable en su esfuerzo anotador, hizo quizá crecer el ansia de reconocimiento al antiguo base de UCLA, que descubrió la gracia de encestar con profusión en su paso a profesionales. Y la fórmula más rápida para adquirir ese reconocimiento consiste en anotar mucho, en el engorde de la casilla de los puntos, a costa de otros apartados. Su media de asistencias descendió de 8 a 3 por choque, y de ello quien se resintió fue el colectivo, que comprobó cómo el juego de ataque lo aglutinan Durant y Westbrook. No hubo demasiados balones de mñas ni para Harden ni para Ibaka, obligados a crearse sus propios tiros. El primero se fue a Houston para mayor gloria logrando ser all-star, y el pívot español esta temporada está explotando su arduo trabajo veraniego en aras de convertirse en un jugador más completo.
Si uno quiere que su equipo gane siempre tiene que ceder una parte de sí mismo al resto. Lebron se empeña en ser mejor a base de constantes mejoras en todas las facetas y en ser generoso, tendiendo la mano a Wade y Bosh para que alcancen su cuota. Gana el individuo y el colectivo. Los Heat son mejores que hace dos años porque cada uno asume su rol, algo que a día de hoy sigue en discusión en Oklahoma, donde el viento a favor propicia que no haya desertores. Veremos lo que pasa cuando sople viento de costado...

viernes, 1 de febrero de 2013

La nueva aventura de Calderón


Demasiados partidos con la misma camiseta, demasiado tiempo escuchando los ánimos y recibiendo el aliento de los aficionados. Para Calderón la aventura canadiense llega al final. Un interesante traspaso a tres bandas ha hecho remover con cucharón la olla, mezclando salsas de Toronto, Memphis y Detroit.
Los próximos meses el base español lucirá colores de los Pistons, en una operación con múltiples lecturas y enconadas disensiones en los foros de opinión. Utilidad, lamento, espera, renuncia...son algunos de los términos que he leído.Y un llamamiento afónico -y en algunos casos agónico- para que Detroit compre lo que queda de contrato y deje libre ya mismo a Calderón. No muchos quieren a Jose en Michigan. Lo ven como una penitencia que debe pasar antes de pasar a ser dueño de su propio futuro en verano. Pero se pueden poner otras lentes.
Serán apenas cuatro meses de contacto con otra realidad, con nuevos compañeros, otro ambiente y otro mercado. Este último factor es  importante, ya que la dimensión que alcanzan los ahora denostados Pistons es notablemente mayor que la palpada en un mercado minoritario como es Toronto, donde se pagan más impuestos y da la sensación de dar perpeutos agradecimientos por contar con franquicia NBA.
Veo con mirada torcida esas camisetas color negro y rojo con el número 8 que tenemos en el armario. Me viene a la memoria la conversación que mantuvimos con un empleado de la tienda oficial de los Raptors, haciendo reverencias lingüísticas al que consideraba el mejor de todos los que pisaban la cancha de Toronto como local. "No hay nadie mejor" nos decía. A este buen aficionado le quedará eso, el recuerdo.
Calderón seguirá contando con el 8 en Detroit, y será el mejor de los profesores para el siempre aspirante a divino Brandon Knight, que de momento se queda sólo con lo de aspirante. Ha dado muestras de un potencial finalmente disperso en la atmósfera, los balances negativos y cierta pasividad en la gestión. Parece que Dumars ha querido despertar de un mal sueño y pretende relanzar a sus Pistons.
La vida del profesional de la NBA está supeditada al rendimiento y a una variable que pone juntos "valor de contrato" y "mercado". El margen de mejora de los equipos viene dado precisamente por los trasvases de jugadores y las opciones que otorga el draft. Si tienes la oportunidad de conseguir al "masterclass" de turno, es posible que el proyecto de futuro pase por sus manos. Detroit creyó ver en Milicic algo que nadie más ha visto. Un muchacho con pelo rubio teñido que se quedó por el camino. Fue el principio del fin.
En un intento casi a la desesperada por salir del hoyo Dumars se ha deshecho del fiable Prince, con sangre azul de vencedor pero enfriada cual horchata, y de Austin Daye, hijo del estelar Darren Daye y que sigue buscando realmente su personalidad como jugador. Tampoco creo que la encuentre en Memphis, donde le aguarda un bonito chándal que le servirá para pintar bien como fondo de banquillo. Muy interesante un movimiento con el que se libera espacio para contratar en verano. Está por ver si Frank combina en pista a Knight y Calderón, algo nada desdeñable, aumentando las prestaciones del ex madridista Singler como alero. Llevando a Drummond junto a Monroe bajo los aros no quedaría un mal quinteto.
Toronto pierde al extremeño y a Ed Davis, un estupendo acompañante de Gasol y Randolph en Memphis. Prince aportará a los Grizzlies su experiencia y el hibernado espíritu ganador.
A Canadá viajan Rudy Gay y Haddadi. El iraní aportará colorín al banquillo, ganando algún que otro minuto en la necesitado front court de Toronto. Gay intentará reclamar su bandera de líder, arrebatando ese honor a Bargnani, con amago de taquicardia pensando que será el siguiente en salir a un equipo que quizá no sea tan complaciente con él.
Mi conclusión: Dudo que Gay ayude a ganar partidos en Toronto, Memphis cuenta con nuevo pegamento para afrontar los playoffs, y Detroit gana a los puntos...a canjear este verano.



martes, 29 de enero de 2013

Orgullo celtic de compraventa


Todos los años a estas alturas de temporada conocemos a los equipos que han convertido su temporada en una hoja arrugada con tachones que tirar a la papelera, a los que pugnan por un hueco en los playoffs y los que sustancian la competición en busca de un mejor relumbrón numérico que echarse a la cara en esta primera fase. Los Celtics figuran en la segunda categoría, pero pueden pasar a la primera en tiempo próximo. La victoria contra los Heat se adivina un espejismo dentro de un curso irregular al que la lesión de Rondo parece haber dado la puntilla. Aquí empieza un antes y un después.
Boston no había permanecido al margen de la rumorología de traspasos. Su ajustada plantilla se antojaba exigua para lides mayores, para emular los días de gloria. Con sus estrellas, salvo Rondo, en una paulatina cuesta abajo, algo acariciaba la barbilla advertiendo de que un ciclo se acaba.
La huída de Ray Allen al calor de Miami suponía mucho más que un puñetazo en el estómago de Ainge, que reaccionaba desgarrando a Jason Terry de la costura de los Mavericks.
Terry no ha dado la talla como sexto hombre en el Garden, ni ha dejado si quiera que asomase un pequeño reducto del talento que generó tantas satisfacciones en Dallas. Su presencia en pista no es una amenaza, y sus porcentajes se asemejan más a los de un temporero que a los de un primer espada.
Tenemos claro casi todos que Bass no puede ni debe ser considerado un guerrero de la élite. Un buen jugador de complemento sí, pero no para que se le concedan más galones.
Garnett juega con velocidad de crucero, haciendo uso de su experiencia y calmando sus achaques entre dialéctica sucia y hielo. Fue un gran líder y es un espejo en el que mirarse, aunque sus días como profesional se terminan. Y lo sabe.
El principal desvelo pasa ahora por una regeneración, que se dibuja sin duda dándole todo el valor posible a un estandarte como Paul Pierce, entregado al equipo en los momentos más oscuros del pasado, sacrificado con la llegada de Allen y Garnett, y aguardando con sus maletas preparadas a la decisión que se tome desde los despachos.
 Los acontecimientos dictarán sentencia, y cobra fuerza la posibilidad de que no se retire como celtic, como es su deseo, y pertenecer a esa casta de jugadores que sólo vistieron una camiseta en su carrera. Es sin duda la pieza más consistente para ser intercambiada, al margen de los que se puedan sumar al paquete para hacerlo más atractivo. La lesión de Rondo saca al base del traspaso repetido en los mentideros, y añade más opciones a la salida de Pierce.
Alguien le habrá dicho al bueno de Paul que los equipos están por encima de los jugadores. Esta máxima solamente es aplicable a Jordan, que es capaz de despertar al más dormido con la insinuación de que volverá a las pistas a sus 50 años.


martes, 22 de enero de 2013

La suplencia de Gasol


La efervescencia de la situación de Pau en los Lakers está de nuevo en su punto más álgido. Su reciente lesión le permitió coger un poco de aire para encarar la asunción de un rol desconocido. Pocos podían ver realmente en la práctica a Gasol saliendo del banquillo, teniendo en cuenta su peso deportivo y económico en la franquicia.
A la baja del catalán se sumó temporalmente la de Howard, fuera completamente del proyecto D´Antoni. En este tiempo se comprobó que un jugador con minutos puede progresar. Nombre y apellido: Earl Clark, un tipo con tres años de experiencia en la liga con tres equipos distintos y con sólo 156 partidos a sus espaldas. Nadie confió en él, y no tenía mucha pinta de que en Los Angeles iba a vivir su sueño dorado hasta que el vaciado de la zona interior obligó al entrenador a otorgarle minutos. Cumplió, y demostró que su perfil encaja más con el gusto del coach, con piernas más rápidas y aparentemente con mejor movilidad que Gasol. Claro, que ante esta oportunidad tiene que salir a morder en cada partido.
Esta nueva variable ha ayudado a D´Antoni a justificar la suplencia de Pau, teniendo a Clark como cuatro fresco con el que supuestamente romper por dentro junto a Howard. Gasol se quedaría con unos 20/25 minutos saliendo del banquillo para dar descanso sobre todo a Dwight. Escaso tiempo e pista.
La cara y los gestos de Pau demuestran su malestar, públicamente manifestado sin añadir demasiada leña, como por otra parte es costumbre en el de Sant Boi. En el fondo prima su condición de profesional, y la obligación de acatar lo que la dirección técnica decrete. Otra cuestión bien distinta viaja en paralelo, como es su status, trayectoria y el simbolismo de la decisión de D´Antoni, que puede suponer un mensaje sobre su aparente cuesta abajo y una llamada de atención al nivel actual de Gasol. La reivindicación es consustancial a esa toquecito, apreciado hace dos noches cuando la expulsión de Howard le hizo recuperar su sitio y alguna de las mejores sensaciones. Puede hacer su trabajo cuando le dejan, del mismo modo que en pasadas ocasiones ha experimentado cierta fragilidad mental cuando sus condiciones se han puesto en duda. Ha sido y es parte del bagaje de Pau, sin enseñar banderas ni exasperar nacionalismos, aspecto que es harto comprobable en las redes sociales. Gasol es y será una estrella NBA, y cuando llegue realmente su onda descendente habrá que contarlo, aunque a alguno le cueste asumirlo. No obstante hemos de aclarar que ese momento no ha llegado, y que su carrera al más alto nivel se puede extender al menos tres años más en la NBA, seguramente en otro equipo.
La dureza de la piedra mental de D´Antoni es significativa, con erosión pero sin rectificación. A las críticas el técnico responde con una dosis más profunda de su estilo, colocando a Gasol fuera del quinteto y entregando balones a Clark detrás de la línea de tres puntos, justo donde quiso pintarle la marca a Pau.
Es un pulso que D´Antoni quiere echarle a prensa contraria y detractores desde que en los Knicks se le quiso hacer la vida imposible. Una huída hacia adelante con su cuaderno, el mismo que no sirve en unos Lakers que se desquician a cada paso que da, y que bordean el abismo.

lunes, 14 de enero de 2013

Y Carlesimo resucitó a los Nets


El proyecto del ruso Prokhorov en Brooklyn nacía con la bondadosa respuesta del público a la mudanza desde la vecina New Jersey, con un roster llamado a llevar a los aficionados al Barclays Center en tiempo de playoff.
Deron Williams, Joe Johnson, Brook Lopez y Gerald Wallace se unían para fundir entusiasmo y éxito. En el banquillo se reforzaba la confianza en Avery Johnson, entrenador con prestigio, para comandar el asalto. Los resultados empezaron a fluctuar, y según parece Deron no se mostraba demasiado proclive a aceptar con los ojos cerrados las indicaciones del "Little General". La consecuencia se resolvió por la vía fácil: destitución del coach y búsqueda de uno nuevo con glamour y buenos antecedentes. Muchos nombres han ido apareciendo en las últimas semanas, aunque comienza a ganar fuerza la continuidad del entrenador interino, PJ Carlesimo, con asiento temporal pero con ganas de rotular su nombre de forma permanente.
Con el cambio la atmósfera ha cambiado y los matices pintados a brochazos han recuperado su finura. Los Nets han logrado un estimable récord de ocho partidos ganados de los últimos nueve disputados, contando una racha de seis victorias seguidas todavía sin romper. Carlesimo ya se postula dentro del perfil buscado de cara a la próxima temporada, algo posible si al término de la temporada las sensaciones en el vestuario y en los despachos se conjugan.
PJ tiene experiencia en la liga como primer entrenador en la NBA, sumando a su ficha tres apariciones en playoff al frente de los Blazers en la década de los 90. Su carrera se ha visto ensombrecida por un episodio oscuro en los Warriors con su entonces estrella, Latrell Sprewell, que al medio plazo supuso el principio del fin de la trayectoria de Sprewell, con un foco deslumbrante situado sobre sus ojos desde aquel momento. Posteriormente Carlesimo pasó a la historia por ser el último entrenador de los Seattle Supersonics y el primero de los Oklahoma City Thunder. Honores sin aplauso ya que fue fulminado después de un más que errático inicio de 2008-2009.
Se puede decir que PJ pasaba por allí al hacerse efectivo el cese de Avery Johnson. La apuesta temporal está resultando y con las victorias se eleva el optimismo y los problemas se olvidan. Habrá que comprobar el nivel de confianza de Deron y Prokhorov cuando el guiso se enfríe. Ocupan los Nets el cuarto puesto en la Conferencia Este, pero la diferencia con Miami, primeros, es mínima. La igualdad prima en el Este y Brooklyn se muestra dispuesto a presentar lucha hasta el final por la mejor de las plazas cuando el tinglado de la Regular Season termine.  

jueves, 10 de enero de 2013

Los Supersonics de nuevo


Los hermanos Maloof dejarán de ser dueños de los Kings
Distintas circunstancias ocasionaron hace cuatro años el cierre por defunción de los Supersonics, la franquicia con sede en Seattle que adornó su extensa carrera en la NBA con un subcampeonato. Corría el año 1996, y fue George Karl el que llevó al equipo a una cota inédita, hincando la rodilla finalmente ante los entonces todopoderosos Bulls.
El coste de mantener a los Sonics en el estado de Washington produjo una serie de desencuentros que provocaron la salida rumbo a Oklahoma City, que ha visto crecer a un talentoso y joven roster construido sobre la base existente en Seattle, liderados por Kevin Durant.
Desde el mismo instante de la partida los rumores acerca de una vuelta han ido apareciendo a cuentagotas. Toda pista sobre la venta posible de una franquicia tenía un punto común, el interés del supuesto comprador en devolver a Seattle el baloncesto NBA. Nada de eso se hizo realidad.
Sacramento ha vivido en el último lustro, coincidiendo con la marcha de los Supersonics, su particular calvario a nivel deportivo e institucional, donde la política ha jugado un papel clave en el día a día de un equipo regido por los controvertidos hermanos Maloof, odiados por la gerencia de la liga y por otros tantos propietarios y personas vinculadas a la liga. Podemos incluir en la lista a Kevin Johnson, excelso jugador y actual alcalde de la capital de California. Su relación con los dueños de los Kings ha ido siguiendo una trayectoria de subidas y bajadas, y ahora se pone punto y final con la más que presumible marcha del equipo lejos de la ciudad. Un millonario de nombre Chris Hansen ha acordado la compra de la franquicia con visos de alojarla en Seatlle.
Realmente tampoco significaría la primera mudanza de los Kings, que han sido locales en canchas de Rochester, Cincinnati y Kansas City. Su apellido fue primero el de Royals, y su logo e imagen han sufrido modificaciones importantes. Su camino no ha sido especialmente bondadoso, conocido y añorado por su juego de ensueño a las órdenes de Rick Adelman, pero también recordado por contar con jugadores de corte problemático y sus disputas internas.
No parece que haya problemas en que Hansen logre reubicar su proyecto en Seattle con su original Supersonics. Hay un pacto del propietario de los Thunder para ceder simbólicamente, no sé si gustosamente, su nombre y sus colores verde y blanco en el caso de que la ciudad recuperase el baloncesto. Años después, no demasiados, el aficionado que lloró la marcha de los Sonics puede volver a sonreir. Les toca ahora agarrar los pañuelos a los fans de los Kings, que deberán utilizar sus cencerros para animar otra actividad deportiva. Aunque en la NBA no hay guión que no se pueda borrar, y quién sabe si el bueno de Kevin Johnson geste en la sombra algún acuerdo con un tipo acaudalado para retomar el basket si hay ocasión. Lo que está claro es que en Sacramento hay afición, el mismo argumento que hace que un pabellón Seattle encienda próximamente las luces para seguir las evoluciones de un balón, dos canastas y diez jugadores vestidos de corto. Adios señores Maloof, bienvenido señor Hansen.

miércoles, 9 de enero de 2013

El pasadizo oscuro del Staples


Una nueva derrota engorda la estadística negativa de los Lakers. No cuenta que Howard o Gasol estén fuera de combate, en este momento sólo vale ganar. No hay excusas. El crédito de D´Antoni ha menguado de forma proporcional a las derrotas. Con un balance más propio de un equipo con el objetivo máximo de ser octavo en su Conferencia, las voces críticas van haciendo mella en el entorno de un vestuario con más ganas de salir corriendo que de salir en la foto. Incluso Magic Johnson se ha postulado como el mayor enemigo del gestor actual del banquillo, casi arengando a una campaña contra el entrenador.
En este momento el playoff está lejos pero todavía es alcanzable. Denver marca el corte con una dinámica irregular. Por delante no tiene pinta de que se falle en exceso, y las opciones del conjunto angelino pasan por encadenar una serie de victorias dulcificadoras y que Portland o Houston (o los dos) entren en un bajón de resultados. Mientras tanto la herida, antes rasguño, se sigue abriendo y no hay apósito que impida que la sangre brote.
El paso de las jornadas no hace sino certificar lo que los detractores de D´Antoni ya aventuraban: no es el entrenador ni el estilo de juego idóneo para esta plantilla. Se ha filtrado agua en el aceite y los egos cada vez aparecen más definidos. La confirmación de la nula relación entre Howard y Bryant no ayuda demasiado ni al presente ni al futuro, ya que el pívot será libre al término de la temporada y en Brooklyn andan ya juntando dólares para convencerle. Esto se suma al bajón anímico de Pau, obligado por su entrenador a deambular por el exterior de la zona. Curioso es verle lanzar en sus últimos partidos una media de dos triples, cuando era una distancia inexplorada por Gasol en su tiempo NBA. No sabe qué hacer para aportar, y la velocidad del ataque le hace perder frescura e ideas en ataque. Ni siquiera la rebeldía ocasional de Nash para darle cobertura en el desenfreno ofensivo le beneficia. Significativo que en paralelo haya crecido la aportación del "outsider" Jordan Hill y que la ayuda de Jamison sea circunstancial. El pasillo de entrada a la cancha se oscurece por momentos y el frío se va apoderando de la instancia. Complicado atravesar ahora ese camino hacia la gloria...o el fracaso.
El aficionado parece dispuesto a dictar sentencia sin esperar a que el curso termine. El asunto empieza a oler a queso pasado que se guarda en la nevera.