viernes, 8 de febrero de 2013

Luces y sombras de Llull

Recién terminado un apasionante encuentro entre el Real Madrid y el Barcelona Regal, las redes sociales fueron el contenedor de múltiples opiniones sobre los pequeños detalles que marcaron tanto el final del partido como las dos prórrogas. Uno de ellos fue el factor Llull, difícilmente definible o clasificable. Un factor   que cuando es positivo suele arrastrar a su equipo a la victoria, determinante. Ayer vimos las dos vertientes, también la negativa, que sirvió de contrapeso a su notable actuación en otros apartados.
Porque Llull es un tipo diferente, un escolta con cuerpo de base o un base con las prestaciones de escolta. Laso sabiamente ha sabido exprimir esas cualidades para hacerlas una, letal en bonanza de tiro a canasta.
Su progreso en cancha es proporcional al éxito del Madrid. Cuando sus luces se apagan, otro tiene que asumir su rol. Esta temporada el paso al frente de Sergio Rodríguez, con unos increíbles porcentajes desde el triple, supone ese plus que los blancos necesitaban. La suma del mejor Chacho con el mejor Llull convierte en una poderosa arma el "backcourt" madrileño.
Se preguntan muchos qué impulsa a un jugador a lanzarse 17 triples en un mismo encuentro. Locura, desparpajo, confianza en uno mismo...escojan el término que más les convenza. Saltarse las indicaciones explícitas del entrenador en el tiempo muerto para preparar los segundos decisivos también me dicen por ahí que es de "crack". Cierto. Los grandes de este deporte lo han hecho y lo harán, guiándose por la fábula del perfecto líder, nunca escrita pero repetida hasta la saciedad desde tiempos de mini-basket.
Y sí, jugador drafteado por la NBA. No supe acertar el encaje de Llull al otro lado del charco. Con Navarro no tuve ninguna duda, porque compartiendo características físicas con el mallorquín, le supera con creces en lanzamiento exterior. Las comparaciones son odiosas, pero en este caso la balanza se decanta ampliamente a favor del catalán, cuyas sombras son bien tapadas por sus luces. Navarro no tuvo éxito en la NBA por un simple motivo: falta de confianza severa del entrenador de turno. Punto. Estamos hartos de ver jugadores con escaso talento y demasiado físico que se hacen imprescindibles por allí.
Desde la gerencia de los Rockets, franquicia que ostenta los derechos de Llull, le veían hace un par de años como un buen jugador de complemento para dar descanso desde el banquillo al base titular. Dudo que esa apreciación haya sido modificada en este tiempo. Le falta esa consistencia real en el tiro para poder entrar por la puerta grande en Houston.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Cuestión de liderazgo


Un liderazgo se gana en la cancha con algo más que posturas y palabras de más al término de un partido. Significa el respeto de los que sudan la camiseta, de los que miran al "macho alfa" con absoluta confianza. Un liderazgo no se disputa a base de tirar hasta las zapatillas último modelo y no mirar a los lados.
Algo que hablar sobre el nuevo cambio de estilo de Westbrook, que ha entendido a medias estos conceptos. Hay diferencias de opinión sobre Russell que pueden ser discutidas en el fondo de un vaso con hielo al amanecer y seguirán sin quedar claras, pero existen una serie de puntos que se detienen en el punto común.
El base de los Thunder ha superado ampliamente a estas alturas de temporada el total de asistencias repartidas el curso pasado, centrado más en su lanzamiento a canasta que en crear buenas situaciones de tiro para sus compañeros. Aquí lo indiscutible, las líneas divergentes se pueden empezar ya a trazar.
Se le culpó de no saber llevar a su equipo en los momentos más calientes. En cierta medida hay razones para dar razón a aquellos críticos, observando unas estadísticas que no engañan. Los números suelen servir para dar o quitar peso a los argumentos, y en el caso de Westbrook encontramos ejemplos de egoísmo. El empuje de Durant, infatigable en su esfuerzo anotador, hizo quizá crecer el ansia de reconocimiento al antiguo base de UCLA, que descubrió la gracia de encestar con profusión en su paso a profesionales. Y la fórmula más rápida para adquirir ese reconocimiento consiste en anotar mucho, en el engorde de la casilla de los puntos, a costa de otros apartados. Su media de asistencias descendió de 8 a 3 por choque, y de ello quien se resintió fue el colectivo, que comprobó cómo el juego de ataque lo aglutinan Durant y Westbrook. No hubo demasiados balones de mñas ni para Harden ni para Ibaka, obligados a crearse sus propios tiros. El primero se fue a Houston para mayor gloria logrando ser all-star, y el pívot español esta temporada está explotando su arduo trabajo veraniego en aras de convertirse en un jugador más completo.
Si uno quiere que su equipo gane siempre tiene que ceder una parte de sí mismo al resto. Lebron se empeña en ser mejor a base de constantes mejoras en todas las facetas y en ser generoso, tendiendo la mano a Wade y Bosh para que alcancen su cuota. Gana el individuo y el colectivo. Los Heat son mejores que hace dos años porque cada uno asume su rol, algo que a día de hoy sigue en discusión en Oklahoma, donde el viento a favor propicia que no haya desertores. Veremos lo que pasa cuando sople viento de costado...

viernes, 1 de febrero de 2013

La nueva aventura de Calderón


Demasiados partidos con la misma camiseta, demasiado tiempo escuchando los ánimos y recibiendo el aliento de los aficionados. Para Calderón la aventura canadiense llega al final. Un interesante traspaso a tres bandas ha hecho remover con cucharón la olla, mezclando salsas de Toronto, Memphis y Detroit.
Los próximos meses el base español lucirá colores de los Pistons, en una operación con múltiples lecturas y enconadas disensiones en los foros de opinión. Utilidad, lamento, espera, renuncia...son algunos de los términos que he leído.Y un llamamiento afónico -y en algunos casos agónico- para que Detroit compre lo que queda de contrato y deje libre ya mismo a Calderón. No muchos quieren a Jose en Michigan. Lo ven como una penitencia que debe pasar antes de pasar a ser dueño de su propio futuro en verano. Pero se pueden poner otras lentes.
Serán apenas cuatro meses de contacto con otra realidad, con nuevos compañeros, otro ambiente y otro mercado. Este último factor es  importante, ya que la dimensión que alcanzan los ahora denostados Pistons es notablemente mayor que la palpada en un mercado minoritario como es Toronto, donde se pagan más impuestos y da la sensación de dar perpeutos agradecimientos por contar con franquicia NBA.
Veo con mirada torcida esas camisetas color negro y rojo con el número 8 que tenemos en el armario. Me viene a la memoria la conversación que mantuvimos con un empleado de la tienda oficial de los Raptors, haciendo reverencias lingüísticas al que consideraba el mejor de todos los que pisaban la cancha de Toronto como local. "No hay nadie mejor" nos decía. A este buen aficionado le quedará eso, el recuerdo.
Calderón seguirá contando con el 8 en Detroit, y será el mejor de los profesores para el siempre aspirante a divino Brandon Knight, que de momento se queda sólo con lo de aspirante. Ha dado muestras de un potencial finalmente disperso en la atmósfera, los balances negativos y cierta pasividad en la gestión. Parece que Dumars ha querido despertar de un mal sueño y pretende relanzar a sus Pistons.
La vida del profesional de la NBA está supeditada al rendimiento y a una variable que pone juntos "valor de contrato" y "mercado". El margen de mejora de los equipos viene dado precisamente por los trasvases de jugadores y las opciones que otorga el draft. Si tienes la oportunidad de conseguir al "masterclass" de turno, es posible que el proyecto de futuro pase por sus manos. Detroit creyó ver en Milicic algo que nadie más ha visto. Un muchacho con pelo rubio teñido que se quedó por el camino. Fue el principio del fin.
En un intento casi a la desesperada por salir del hoyo Dumars se ha deshecho del fiable Prince, con sangre azul de vencedor pero enfriada cual horchata, y de Austin Daye, hijo del estelar Darren Daye y que sigue buscando realmente su personalidad como jugador. Tampoco creo que la encuentre en Memphis, donde le aguarda un bonito chándal que le servirá para pintar bien como fondo de banquillo. Muy interesante un movimiento con el que se libera espacio para contratar en verano. Está por ver si Frank combina en pista a Knight y Calderón, algo nada desdeñable, aumentando las prestaciones del ex madridista Singler como alero. Llevando a Drummond junto a Monroe bajo los aros no quedaría un mal quinteto.
Toronto pierde al extremeño y a Ed Davis, un estupendo acompañante de Gasol y Randolph en Memphis. Prince aportará a los Grizzlies su experiencia y el hibernado espíritu ganador.
A Canadá viajan Rudy Gay y Haddadi. El iraní aportará colorín al banquillo, ganando algún que otro minuto en la necesitado front court de Toronto. Gay intentará reclamar su bandera de líder, arrebatando ese honor a Bargnani, con amago de taquicardia pensando que será el siguiente en salir a un equipo que quizá no sea tan complaciente con él.
Mi conclusión: Dudo que Gay ayude a ganar partidos en Toronto, Memphis cuenta con nuevo pegamento para afrontar los playoffs, y Detroit gana a los puntos...a canjear este verano.