lunes, 10 de noviembre de 2008

El valor de Garbo

La oportunidad se busca y a veces se encuentra. Jorge Garbajosa es un jugador hecho a sí mismo. Pulido en la cantera vitoriana, el éxito no acompañó al talento que atesoraba ya en su etapa juvenil. Tardó en explotar más de lo que sus técnicos habían previsto. Agerrido, fuerte y sobrio en la pintura, fue perfeccionando en Italia un aceptable tiro exterior que con el paso del tiempo se ha convertido en una de sus principales armas. Lamentablemente ha sido su única arma en su aventura americana. No llegó a ser exactamente un "especialista" pero su repertorio se quedaba un poco corto. Imagino que el propio Jorge fue el primero en intentar desplegar su juego ofensivo completo, y sólo su reputada profesionalidad le hizo acatar las más que discutibles decisiones de un técnico del montón. Porque Garbajosa, "Garbo", posee más valor que cualquiera de los jovencitos musculados que cazan 20 minutos en las canchas de la NBA. El concepto como jugador de Jorge incluye defensa, rebote, brega en el poste y tiro exterior. Se ha ido alejando de la canasta con los años, aunque no ha perdido fuerza debajo del aro. Esos mismos jovencitos de los que hablo carecen de un valor que yo llamo "no surrender". Garbajosa no se rinde, no da un balón por perdido y no deja en la estacada a su equipo. Y ahí precisamente es donde reside el principio del fin de su etapa en la NBA.

Jorge quiso ser fiel a la selección. Aquella fatídica noche en Boston se rompió algo más que su tobillo, se empezó a resquebrajar su sueño. La mentalidad americana es muy diferente a la nuestra, y eso hay que entenderlo. Pagan mucho dinero y esperan recibir una completa dedicación. Los jugadores europeos siempre han tenido bastantes problemas para justificar su participación en las competiciones con la selección de su país. La temporada es larga y el descanso es necesario para refrescar la mente y las piernas. En los últimos años ha habido un hecho clave que ha favorecido en gran medida a jugadores como Pau. El combinado estadounidense empezaba a arrancar carcajadas entre sus conciudadanos, y éso es algo que no podían prolongar en el tiempo. Si Kobe, Lebron o Wade juegan las Olimpiadas, ¿cómo le vas a decir a Gasol que no puede jugar? Otra cosa bien distinta es que sea el propio jugador, bien por salud o por otro tipo de intereses, sea el que tome la decisión de no ir.

En una lesión como la de Jorge, en la NBA siempre son muy cautelosos. Se apoya al jugador en todo el periodo de tratamiento, se le da tranquilidad y se espera siempre al final de la recuperación. Tomemos como ejemplo el caso de Shaun Livingston. En cuanto se destroza la rodilla y se plantea una larguísima convalencencia, en ningún momento "cortan" al jugador pese a que su contrato vence meses después de su recuperación. No se le presiona ni se fuerza su puesta a punto. Una vez que se recupera, en los Clippers se valora la posibilidad de renovarlo. Se le mira con lupa y se le deja ir. Es la vida del jugador NBA, un día estás en Orlando y al siguiente estás en Utah. Los Clippers se hacen cargo de la recuperación y cuando está listo le descartan. No se tiene en cuenta el valor moral, sólo el empresarial. Livingston no interesa y punto. Tampoco tiene problemas para encontrar equipo.

Garbajosa se lesiona de gravedad. En Toronto se le dan todo tipo de facilidades para la rehabilitación, lógico por otro lado, y el equipo médico no quiere aventurarse a ofrecer una fecha para su regreso. Pero hay un problema: el Eurobasket. Los Raptors consideran que es muy aventurado prestar a su jugador para tan exigente evento, y presionan a Jorge para que renuncie. Garbajosa tiene una determinación absoluta para unirse con sus compañeros "incluso cojo", y entonces es cuando entra en conflicto con su equipo. Me parece estupendo que un jugador de la élite quiera representar a su país, pero a fin de cuentas quien le paga su suculento contrato también tiene derecho a decidir. En una liga en la que el deportista es una "mercancía" que pueden traspasar a su conveniencia, es complicado hacerse valer. Para eso tienes que apellidarte Jordan, Bryant o James.

Los grandes clubes de fútbol europeo quieren que las Federaciones nacionales les compensen por ceder a sus jugadores. Si el señor Laporta quiere hacerlo y nadie se rasga las vestiduras, ¿por qué nos llevamos las manos a la cabeza cuando en Toronto exigen un seguro que cubra el contrato de Garbajosa? Habría que pensar en ello.

Uno toma sus propias decisiones, y cuando uno decide enfrentarse al equipo que le paga, las consecuencias están claras. Jorge ahora es feliz en Rusia, y los Raptors no han conseguido cubrir su hueco con garantías.

sábado, 8 de noviembre de 2008

El éxodo

El tiempo pone a cada uno en su sitio. Durante el periodo estival un alma maliciosa ha querido vender una supuesta fuga de talentos a las ligas europeas. Todo mentira. Los intereses de los agentes de los jugadores, ávidos de obtener nuevos jugosos contratos para sus representados, han generado una burbuja ficticia. Es algo que nos suena de la situación económica mundial. Pero lejos de factores macroeconómicos y de razonamientos consistentes con origen en la masa gris de algún iluminado, la explicación es fácil: no se pueden pagar 20 millones de dólares por un jugador que no ha demostrado nada. Así de sencillo. Si el que viene es Lebron James habrá que reservar una partida en los Presupuestos Generales del Estado para pagar su ficha. A Josh Childress hay que darle las gracias por venir, un bocadillo de panceta para que gane algo de peso y un contrato acorde con su valía, que está bastante lejos de llegar a esa cifra. El caso es que entre todos han conseguido engañar a los hermanos Angelopoulos de las bondades deportivas de Childress. Sus cifras en Olympiakos no invitar precisamente a soñar. Josh tiene que estar contento, porque se ha hablado mucho de él en su país antes de embarcar rumbo a Grecia, con lo que algún que otro ojeador le seguirá los pasos. Tendrá trabajo seguro a su vuelta, e incluso la dureza de la competición europea podrá curtirle.

Y en cuanto al resto de la pléyade digamos "huída", no nos engañemos, no encontramos a ninguna súper estrella de la NBA. Juan Carlos Navarro ha tenido que pagar un peaje muy costoso por jugar en los Estados Unidos, Primoz Brezec no deja de ser un jugador alto con un par de buenas temporadas, Bostjan Nachbar nunca fue titular, Victor Khryapa atraviesa una alarmante cuesta abajo, y el argentino Delfino se ha pasado más tiempo en el banco que en la pista. Jorge Garbajosa merece un capítulo aparte, que me apetece abordar más adelante.

Todos estos jugadores han preferido ser cabeza de ratón que cola de león, y aunque el talento en muchos casos está fuera de toda duda, serán más valorados a este lado del charco.

jueves, 6 de noviembre de 2008

El pariente pobre

Una noche Donald Sterling tuvo un sueño. Se veía atravesando las populosas calles de Los Angeles en un autobús descapotado celebrando algo importante. Se despertó sobresaltado y se fue a beber un vaso de agua. Sólo era un sueño.
Al dueño de los Clippers se le ha acusado de dejar a su equipo a la deriva, sin rumbo ni timonel, como esperando a que arribase por si solo a la orilla. Cuando la gran fiesta en el barco se ha llenado de gente, Sterling ha ido tirando por la borda hasta a los del cátering, y el evento se ha quedado vacío. Ha recogido polizones por el camino, pero el nivel fiestero no ha subido un ápice. Ahora no se oye ni la música.

Hace pocos años se había conjuntado un prometedor equipo, con Elton Brand ejerciendo de punta de lanza. Se le había nutrido de un grupo interesante de acompañantes, que aspiraban a "mojarle la oreja" a sus vecinos ricos. Un proyecto serio comandado por Mike Dunleavy y una buena dosis de entusiasmo parecían ser la unión perfecta para pelear en los playoff. Incluso Dunleavy llegó a ser candidato a entrenador del año. ¿Qué fracasó entonces?

Un factor muy a tener en cuenta fue el cansancio de Elgin Baylor, con ganas de hacer la maleta, dejar el despacho e irse a tomar el sol a Florida como un jubilado más. La transición no ha sido buena. Baylor fue el artífice de la reconversión de una franquicia perdedora en un equipo a tener en cuenta. Tuvo que convencer a Sterling para que soltase muchos billetes verdes, única manera de retener a sus figuras. Pero todo toca a su fin. A Brand se le agotó la paciencia y no quiso aceptar la oferta de renovación que le ponían encima de la mesa. La antigua estrella de Duke quería ganar títulos, o al menos avanzar alguna ronda en la segunda fase. El movimiento de respuesta llegó tarde. Cuando se anunció el fichaje de Baron Davis, Brand ya había estampado su firma con los Sixers. Más cerca de casa y con promesa de un futuro mejor.

Una vez que Elgin Baylor consumó su marcha, se han tardado meses en hacer oficial que Dunleavy también se hacía cargo del puesto de general manager. Nunca he sido partidario de que se una la parcela técnica y la ejecutiva. Se necesita la separación de los cargos para que haya una comunicación y entendimiento a la hora de planificar el rumbo del equipo, porque la gestión personal y solitaria no suele dar buenos resultados. Buena suerte, Mike.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

El Oeste indómito

Entrando de lleno en la competición podemos entrar a considerar la tendencia de ciertos equipos, que en algunos casos aclaran bastante lo que será su temporada. Nos fijamos en la Conferencia Oeste. Los Lakers permanecen intratables, confirmando su esperada candidatura al título. Mantienen el bloque de la temporada pasada, con algún mínimo ajuste. La espantada de un jugador tan poco determinante como Turiaf es suplida con garantías con el retorno de Bynum, que todavía tiene que adaptarse al hecho de compatir zona con Pau. La compenetración entre ellos se me antoja como fundamental. A día de hoy la fuerza interior de los Lakers no despliega ni el 35% de su valor, aunque mientras sigan aumentando su número de victorias, la serenidad ayudará a la conversión del dúo en un arma ofensiva letal. En la pintura Phil Jackson puede jugar varias bazas, teniendo en cuenta la inclusión de Lamar Odom en la segunda unidad. El trabajo sucio que desempeñaba el francés Turiaf recaerá sobre Mihm, Powell e incluso Ariza. Todos ellos aportarán músculo y minutos de apoyo a los titulares. Si Chris Mihm es capaz de superar de una vez por todas la lesión que le ha condenado al completo ostracismo, será un bastión importante. El toque exótico lo pone el chino Sun Yue, que tendrá que acolcharse bien la silla en el banquillo.
En San Antonio parece que no han hecho los deberes. Nadie se ha encargado de llevarse el lápiz a la playa en verano y el cuaderno de Santillana ha vuelto completamente inmaculado. Se ha confiado en exceso en el buen hacer de una plantilla envejecida. No se ha trabajado el mercado de agentes libres como en otras ocasiones, y con excepción de Roger Mason , no se ve a nadie capaz de restarle verdaderos minutos de calidad a los titulares. La regular-season se les va a hacer muy dura y muy larga, y que tendrán que batallar hasta el límite en canchas de equipos menores.
En los Clippers realmente tendrían que ir a mirarse lo suyo. La franquicia angelina será objeto de un profundo análisis, pero para empezar valdría con decir que la gestión en los despachos ha sido digna de la mejor tradición en los Clippers, echando por tierra el minucioso trabajo de años pasados. Hablaremos sobre ello.
Los Kings se hayan inmersos en aquéllo que comentaba del "cambio de tablero". Han comprado un nuevo tablero y las fichas tienen que encontrar su sitio. Requiere tiempo y paciencia. El equipo es muy joven y la sombra de Ron Artest es muy elevada, para lo bueno y para lo malo.
También me sorprende el arranque de los Jazz del incombustible Sloan. Deron Williams no pasa por su mejor momento, y aún así van líderes en su división. Muy interesante la aportación del ruso Kirilenko desde el banquillo.

martes, 4 de noviembre de 2008

Los primeros en mover ficha

No ha transcurrido ni un mes de competición y ya tenemos el primer gran traspaso de la temporada. Allen Iverson viaja a Detroit, mientras que Chauncey Billups y Antonio McDyess han hecho las maletas rumbo a Denver. Mucho se está especulando, como siempre en estos casos, acerca de la conveniencia del cambio de cromos. En los Nuggets se han querido quitar de encima el costoso contrato de Iverson, que no les ha reportado los éxitos deportivos esperados. Es el segundo movimiento en esa línea después de haber regalado a Camby a los Clippers hace unos meses. Billups y McDyess le confieren un empaque a su quinteto, sumando experiencia y saber hacer en la lucha por el título. El impacto será inmediato, aunque está por ver si McDyess llegará a ser un "nugget" en esas fechas. Se viene comentando en los mentideros que le comprarán el contrato y harán hueco para su ficha de cara a un futuro no muy lejano. Es exactamente lo mismo que puede suceder con Marbury en los Knicks, pero por razones radicalmente diferentes. En New York arden en deseos de embalar al bueno de Stephon en una caja para enviarlo lo más lejos posible. McDyess presenta unas credenciales fuera de toda duda, y puede ser el complemento perfecto para el "resucitado" Andersen en el poste. Solvencia y profesionalidad para el equipo de Colorado.

Los Pistons se hayan inmersos en una nebulosa. Acaban de renovar a Richard Hamilton , con lo que se aseguran la permanencia de una de sus principales figuras. Sin embargo, perderán más pronto que tarde a Rasheed Wallace, que está en la recta final de su carrera y un poco cansado del baloncesto de alto nivel.

La reconstrucción en la NBA se hace de dos maneras: moviendo peones o comprando un nuevo tablero. La segunda opción es la aconsejable para equipos con acreditada trayectoria descendente, y la primera se aconseja para equipos como Denver o Detroit, que no quieren prescindir de su oportunidad de conseguir algo esta temporada. Iverson seguro que gana con el cambio, en motivación y en protagonismo. Un cambio bueno para los dos equipos. Si Amir Johnson y Jason Maxiell responden, los Pistons ganarán muchos enteros. Está por ver si están preparados para el reto que se les presenta.

lunes, 3 de noviembre de 2008

¿Vuelven los Knicks?


Las aguas bajan revueltas en New York, y parece que no hay figura humana o extraterrestre que pueda arreglar el desaguisado. El desconcierto colectivo con una cúpula rectora sin cabeza ha transformado una franquicia históricamente ganadora y exitosa en un montaje escénico más propio del Circo del Sol. Jugadores descastados y estrellas multimillonarias fuera de forma se mezclan en un "roster" difícilmente explicable. Los gastos en contratos disparan el presupuesto a unos límites incontrolables, incluído el sueldo del retirado Allan Houston. Tampoco ha ayudado la gestión de Isiah Thomas, tan magnífico jugador como desastroso gestor.

Lo peor de todo es que detrás hay una ciudad que apoya al equipo, y que permite todos los excesos mirando a otro lado. Para retomar la senda correcta han contratado a Donnie Walsh, que tratará desde los despachos de darle un poco de cordura a la oficina de los Knicks, donde seguro que tienen desordenados hasta los archivadores. En el banquillo está Mike D´Antoni, el artífice del juego preciosista y ofensivo de los Suns, y que intenta a su manera darle al juego de New York un toque de fluidez y dinamismo. La tarea no va a ser fácil, y no le van a poner una alfombra roja. Ya ha sido pillado en falta. Cuando pensaba que las miradas y los focos iban a permanecer centrados en otro lugar, han salido de su boca palabras muy feas sobre la afición. Se sabe que el público es soberano, incluso el de los Knicks, lleno de contradicciones en sus gustos, pero la actitud de D´Antoni invita por lo menos a la reflexión. Sabía la arena que iba pisar, movediza y en la que las huellas se borran con facilidad, por lo que al menos al principio debería caminar con cuidado. Soy el primero que le desea lo mejor, porque significaría que la franquicia volvería a la élite, pero también soy algo escéptico. Hay que tener en cuenta que tampoco ha podido configurar el equipo deseado, y que ha tenido que "tragar" con lo que se encontró. Si consigue la mitad de sus propósitos, creo que podrá llevar a los Knicks cerca del Playoff.

domingo, 2 de noviembre de 2008

El genio solitario


Al tirador clásico le gusta reclamar el balón con premura, exigir un bloqueo y armar el brazo. Así le gustaba a Drazen Petrovic, cuya carrera en la NBA estuvo llena de dificultades en sus inicios. La falta de minutos condujo al genio de Sibenik a una desesperación que casi le hizo abandonar su aventura americana. Curiosamente en el mismo equipo que ahora ve con lupa los progresos de Sergio Rodríguez y sobre todo, de Rudy Fernández . Adelman nunca confió en Petrovic, la misma premisa que cumple McMillan con Sergio. Sin embargo, Rudy se está convirtiendo en un falso sexto hombre en los Blazers. Pide el balón, exige el bloqueo y arma el brazo. Tiene experiencia en el viejo continente y ha gastado mucha suela de zapatilla en canchas de Barcelona, Madrid, Sevilla, Estambul, Belgrado o Atenas. Eso se nota, y mucho. No es muy común que un novato extranjero juegue más de 30 minutos en sus primeros choques, pero éste es un caso especial. Esperan mucho de Rudy, y en el departamento de márketing de la franquicia de Oregón se trabaja para incorporarlo como emblema junto con Roy, Oden y Aldridge. Quizá se esté aprendiendo de errores pasados. Es un equipo diseñado para llegar a la élite en dos años, dependiendo del impacto de Greg Oden, que tiene que recuperarse bien de su nueva lesión y perder no menos de cinco kilos. En Portland se tiene que lidiar con una previsible lucha de egos entre sus jóvenes figuras y en los despachos se debe conseguir un base de verdad, que sepa manejar el equipo. Sergio podría ocupar ese lugar, pero necesita confianza y minutos. Steve Blake es bueno, pero como suplente. Se coloca con corrección, reparte con eficacia y su tiro exterior es más que aceptable, pero carece de ese plus necesario para hacer de su equipo un contendiente real. McMillan prueba constantemente hasta probarse a sí mismo. Prueba con Roy subiendo el balón, con Sergio, con Blake e incluso Rudy es aspirante a ser el repartidor de juego. Mientras tanto, McMillan seguirá probando. De entrada, el escolta español se ha ganado su tiempo en cancha a base de sus canastas y sobre todo, por los intangibles del juego. Roba el balón, defiende y rebotea. Si Petrovic hubiera trabajado esos aspectos, quizá no hubiese tenido que esperar a desembarcar en New Jersey para que se corease su nombre en la grada. Pero él era un genio, y de ésos hay pocos.