martes, 14 de diciembre de 2010

Salida de los infiernos

Ni el más veterano de los aficionados del Madison recordaba una racha de victorias semejante. Ocho triunfos en línea para colocarle a los Knicks el cartel de equipo revelación de este inicio de temporada. Tampoco entre los jugadores habría una incertidumbre especial entorno al nuevo curso. La realidad supera cualquier tipo de predicción optimista.

Si repasamos de un modo veloz "La Divina Comedia" de Dante Alighieri, podemos hacer una comparación más que amistosa con esta realidad "knick".

Del éxito más pomposo, y casi irreverente en algunos extremos, se llega al hundimiento, al descenso a los infiernos de NY. Un pago por los pecados cometidos estando en lo más alto de la burbuja de un champán bebido hasta consumirse. Cuando no había gota que llevarse a la boca, el encargado de limpiar el cristal simplemente se dedicó a ensuciarlo más. Contratos excesivamente elevados para jugadores con dudoso merecimiento, la entrega del poder total a un desnortado Isiah Thomas y cantidad de decisiones serpenteantes que dejaron en la absoluta ruina el crédito de una franquicia acostumbrada al brillo.

El paso por las brasas hizo arder la llama del desconsuelo de los aficionados fieles. Y parecía poco probable que alguien se atreviese a descolgar una escalera desde la que poder ascender de lo más profundo. Se llamó a Donnie Walsh, a la espera de convertirse en el hacedor de milagros. Trabajo en la sombra a medio plazo, contratación de un entrenador vistoso pero hasta la fecha poco eficaz (D´Antoni), y planteamiento de renovación para hacer acomodo a estrellas de verdad. Se ganó algo de tiempo para afrontar su nuevo plan.

Falló la opción más deseada, y Lebron hizo las maletas para encontrar acomodo en otro destino más cálido. En Nueva York le aguardaban sonrisas de satisfacción, miles de brazos completamente abiertos y un mercado listo para ser explotado. Pero no. "King" James acudió a la llamada de la soleada Miami al grito de guerra lanzado al unísono por Wade y Bosh.

La sorpresa vino con agradecimiento a otro tipo de mercado con etiqueta Lebron. El mercado de los agentes libres trajo a Amar´e Stoudamire, que renunció a ser complemento necesario en un contendiente al título para luchar junto a su antiguo coach en un proyecto de futuro.

Stoudamire lidera el paso por el purgatorio de los Knicks, asombrando a muchos y consolando a los pocos que resistían el calor de las brasas.
El efecto Amar´e arrastra a sus compañeros que mejoran sus prestaciones cada día e incluso un triste Felton recupera sus mejores sensaciones. Pocos recordaban más de una quincena de pases de canasta del ex jugador de North Carolina.
La explosión de los chicos de D´Antoni es vista como un ascenso a un Paraíso liberador de todo pecado que no obstante todavía tiene que ser escrito. De momento contamos con un boceto aproximado y con buena letra. Ahora sólo falta plasmarlo en una serie de folios en blanco.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Crisis de identidad

Hay equipos que de pronto despegan fulgurantemente para darse un golpetazo doloroso contra el suelo. El presagio escrito en alguna parte le daba a los Grizzlies un margen de mejora importante esta temporada, después de haber deslumbrado en fases del curso anterior.
Alguien sentado en cuclillas ahora mismo se pasa la mano por el pelo buscando respuestas ante un decepcionante arranque.

Una excelente pretemporada no dejaba ver la fragmentación que la lucha de egos ha ido creando de las mejores prestaciones enseñadas hace tan solo unos meses.

La película sigue el mismo guión aunque los protagonistas principales gozan de mayores tomas y nadie duda de sus primeros planos. Gay se lanza sus dos zapatillas y las de algún compañero y no guarda para sí ni un ápice de voracidad anotadora. Randolph es aparentemente el pegamento de las piezas sueltas, pero la lucha por un contrato alto puede hacer que abandone la colaboración y negocie en verano con la estadística en la mano.

Sumanos un elemento hasta ahora disperso como Conley, al que el cambio de temporada le ha pillado en plenitud de facultades anotadoras y de presencia en cancha. Más balones y menos opciones para los demás.

Perjudicado como siempre Gasol, que picando piedra termina sacando oro del poco espacio que le conceden sus compañeros. Raro es de nuevo el partido en el que se juega más de una decena de lanzamientos. A pesar de todo, sus porcentajes son plausibles, su cartel sigue intacto y su imagen va en progresión ascendente. Una tarjeta de presentación en la que se puede leer su buena relación con el balón, su entrega, su capacidad de sacrificio y su visión del colectivo. Rara avis en la liga sin duda.

Otro de los damnificados por la avalancha es Mayo, que ha "pactado" su puesto de sexto hombre para comprobar si saliendo en la segunda unidad es posible rascar un poquito más. Lo malo es que si la dinámica no es ganadora su planteamiento puede acabar en una completa frustración.

Sobre el papel, con la incorporación de Tony Allen, el buen hacer del rookie Henry y las de momento esporádicas apariciones con eficiencia del venezolano Vasquez, el esquema cuadraba perfectamente dentro del grupo llamado a ocupar las plazas de arriba. La práctica demuestra que la química funciona con la proporción adecuada de los elementos, y aquí alguno sobrepasa el límite.
Bueno, otros no llegan, como Thabeet. Una decepción a nivel personal, que esperaba un pívot atlético, rápido y un pelín más ágil en sus movimientos. Requiere trabajo, y eso es quizá por lo que hay que apremiarle. Incluso Mutombo, con escasos recursos en sus primeros pasos baloncestísticos, logró altas cotas en su carrera NBA. Un ejemplo y un espejo en el que mirarse.

Pero todo va tan deprisa que quizá no haya tiempo. El negocio devora al ritmo de las pirañas. Y no sólo el tanzano, sino todo el equipo debe salir del lago antes de que no queden ni los restos. Sólo se conseguirá si hay cesión y se aparcan individualidades.

lunes, 22 de noviembre de 2010

El corazón de Monty

Un prometedor alero de la universidad de Notre Dame soñaba con ser uno de los diez primeros en estrechar la mano de David Stern en el Draft del 94. Finalmente tuvo que esperar a ser llamado en el vigésimo cuarto lugar. Los Knicks le eligirían en esa primera ronda, aunque aquel equipo nada tiene que ver con el despojo de los últimos tiempos que poco a poco va adquiriendo cuerpo.

Poco afortunado en New York, sembrado de jugadores de clase y con mucha competencia en su puesto, su camino NBA le reservó un espacio de anexo en el banquillo como hombre de refresco. La fortuna sonrió a Monty Williams cuando se le detectó una seria afección cardiaca, la misma que se llevó por delante al all-star celtic Reggie Lewis en la cumbre de su carrera. El mismo tipo de dolencia que segó la vida de la famosísima estrella de instituto Hank Gathers, con algo más que visos de ocupar el Olimpo.

Se le advirtieron los peligros a los que se enfrentaba, pero Monty decidió luchar contra su destino en la cancha. Con un tratamiento de por vida pudo completar una sólida carrera jugando una veintena de minutos por partido y colgó las botas dando las gracias a la suerte convertida en ángel de la guarda.

La visión del baloncesto que le otorgó su condición de suplente, unido a la madurez y templanza que consiguió a la fuerza para mantener a raya a su corazón, le hicieron desarrollarse mentalmente como entrenador. La táctica y los galones los fue adquiriendo a la sombra de Nate McMillan en los Blazers, donde permaneció cinco temporadas como asistente.

La oportunidad como primer entrenador le llega ahora en un proyecto a la deriva, con cambios en todas las líneas horizontales de dirección y gestión. New Orleans Hornets. Coge el juguete roto, busca pegamento e intenta hacerlo funcionar, le dicen. Y para sorpresa de todos, el bueno de Monty no sólo hace funcionar lo que otros habían casi echado a la basura, sino que lo convierte en el juguete de moda.

Cierto es que el talento de este equipo es innegable, pero ya había dado muestras de un desgaste casi fatal el curso pasado. Demostrado queda que en la NBA con un par de buenos traspasos se puede pasar de no ser nada a ser algo tremendamente competitivo.

Chris Paul se ha recuperado para la causa, y hace buena la teoría de que no ofreciendo tus mejores números y jugando con perspectiva puedes sacar lo bueno de tu equipo. West luce su mejor cara y Ariza encaja de nuevo como hombre de equipo.
La nota de color la pone el italiano Belinelli, que ha pasado de la marginalidad a desempeñar un papel decisivo en dos temporadas. Después de lograr unos excelentes registros en su primera pretemporada en Golden State fue relegado de forma inexplicable y no pudo asomar la cabeza en todo el tiempo que fue ocultado en lo más profundo del banco "warrior". Marco no pudo brillar tampoco el año pasado en Toronto, quizá jugando demasiado encorsetado al estilo Rudy en los Blazers. Ahora le llega el momento.

Los Hornets acaban de apuntalar el edificio en construcción con la llegada de un hombre interior como David Andersen exportando la negatividad que podría sugerir la suplencia de Stojakovic. El milagro de Monty, que deja en el empeño parte de su castigado corazón y toda la fe que le llevado hasta aquí.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Frío polar en Miami

Muchos pensaban que este año sería un auténtico paseo para el enésimo "equipo de ensueño" en la NBA. Tres all-star como Wade, Bosh y Lebron decidían unir sus talentos en un proyecto destinado exclusivamente a que estos dos últimos lograsen su primer anillo y quién sabe si iniciar una saga.

Nada más lejos de la realidad. La historia de la liga está plagada de fracasos. A la memoria me llega el intento de Lakers en la temporada 2003-2004. Echando un vistazo al roster es como para echarse a temblar de la tremenda calidad que en aquel equipo había. Se juntaron Kobe, Karl Malone, Gary Payton, Shaq y Horace Grant. También pululaban gente experimentada como Bryon Russell o Rick Fox. El costalazo fue sonado. En su última oportunidad, Payton y Malone rebajaron sensiblemente sus sueldos para convertirse en "laker" pero no lograron hacer fuerza para derrotar a unos Pistons que literalmente les barrieron en las series finales.

Ahí estamos hablando de toda una colección de grandes jugadores. En los Heat son tres las estrellas y el resto jugadores accesorios. Salvo casos puntuales las individualidades no han hecho equipo ni han servido para ganar títulos. El mismo Jordan tuvo que claudicar ante el reparto de minutos y de galones previsto por Phil Jackson para pasar a la historia como campeón.

A Miami le cuesta mover el juego, e incluso han tenido que recurrir a un olvidado para las lides NBA como Arroyo para conducir el ataque. La pelea interna con Spoelstra ha relegado a Chalmers a un tercer plano, aunque está por ver que Mario pueda ser el canalizador de talento en los Heat.

Los nervios y las voces críticas han empezado a aparecer, aunque parezca mentira con los primeros pasos de la temporada, y no es descartable que en un par de meses Pat Riley decida sustituir a su "delfín" Spoelstra para terminar la temporada con decencia y con opciones.

Otra cuestión que se plantea es algún tipo de traspaso de jugadores de banquillo que lleve a Miami a un auténtico director de juego que se complemente con el trío mágico. No debe desdeñarse la opinión de Bosh para "colocar" en el ramillete a Jose Calderón, un tipo profesional, fiable y que no levanta la voz. Perfecto para los intereses que ocupan. Además, acaba de hacer un partido muy bueno en Miami y eso cuenta.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Lotta Love

Hace casi tres décadas que Moses Malone logró lo que parecía impensable en un partido de baloncesto, anotando 32 puntos y capturando 38 rebotes con la camiseta de Houston en un partido ante los desaparecidos Supersonics. De talento indudable y de trabajo constante, Malone tuvo una prolífica carrera en la NBA adornada con un anillo de campeón y tres premios como MVP. Hizo méritos suficientes para formar parte ya del Hall of Fame.
Pasados 14 años de la gesta de Malone, Charles Barkley logró barrer de los aros 33 balones, aunque en su apartado estadístico no pudo sumar la treintena de puntos.

Son dos anotaciones en la historia de la liga a la que hay que añadir un asiento más. El fornido pívot de los Wolves Kevin Love merece ese honor después de anotar 31 puntos y recoger 31 rebotes (12 de ellos ofensivos) en su partido ante los Knicks.

Love es uno de esos tipos que con un tamaño sensiblemente inferior al de sus rivales tiene que bregarse con astucia debajo del aro para ganarse las habichuelas. Demonizado por los "scouts" debido a su talla, suficiente para hacerse con un nombre en la etapa colegial y universitaria pero dudosa para la NBA, ha callado muchas bocas en su carrera como profesional. Fue el número 5 del draft de los Rose, Westbrook, Mayo, Beasley y Gallinari, y algún cronista le colocaba en sus previsiones más arriba.

De familia acomodada, se integró en una universidad de renombre con un prestigioso programa de baloncesto como UCLA. No esperó a completar su ciclo estudiantil pensando que ya había enseñado que era merecedor de jugar con los grandes. Una decisión que despertó inquietud en una comunidad que pensaba contar con Love y Westbrook para llevar otra copa de campeón NCAA a la llena vitrina de galardones. Nada que hacer, los dos emprendieron un viaje hasta ahora exitoso. El base de los Thunder es serio candidato a allstar y Love ya figura con nombre propio en el historial estadístico de la liga.

En el anecdotario queda que Love es sobrino del cantante de los Beach Boys, Mike Love, aunque sus prestaciones en la cancha hacen pequeña esa referencia en su hoja de servicios.

martes, 9 de noviembre de 2010

El furgón de cola

Un puñado de partidos ya clarifican gran parte del devenir de muchos equipos. Aunque todavía es pronto para coger el ritmo y agarrarse al grupo de arriba, ya hay descolgados a los que no les va a valer ni con "hacer la goma", usando terminología ciclista.

Ni Wizards ni Clippers esperaban una temporada brillante ni mucho menos. En el caso de Washington, lo suyo empezará a notarse a partir de la temporada que viene. Ahora es el tiempo para que Wall asimile de forma adecuada el vertiginoso camino de la fama, luzca galones de líder y se juegue unos cuantos tiros cuando las piernas y las manos tiemblen a pocos segundos del final. Por lo demás sus bisoños compañeros tendrán partidos para foguearse y coger confianza útil para futuras gestas.

El caso de Clippers es el de la definición de mal endémico. Tirarán este año a la papelera y cruzarán los dedos para que Griffin no se lesione y les salga rentable. Baron Davis no debería resignarse a estar nuevamente viendo llenarse el casillero de derrotas. Mientras el dueño Sterling no desespere, pueden estar tranquilos.

Sorprende el mal resultado de Bobcats, donde ni Wallace ni Jackson se encuentran a su mejor nivel. La apuesta era liberar a Felton para no cargarse de un pesado sueldo más y darle más minutos al prometedor Augustine, al que Larry Brown pulirá a su imagen y semejanza. Tampoco es rival para profundizar en playoff, pero se asomaba un repunte del rendimiento desde el banquillo de Henderson junto con el despegue definitivo de Tyrus Thomas. Veremos si su motor carbura.

Tampoco el resultado de Rockets refleja la previsión, quizá mediatizados por el "ahora sí, ahora no" del tiempo de Yao en pista. ¿Desconcentrados este año o sobrevalorados el pasado? Demos un para de meses para comprobarlo.

Lo de Toronto seriamente me preocupa, por el estado anímico de Calderón y porque tiene pinta de ser un proyecto abocado al fracaso. Parece que Jack le ha ganado la partida a Jose, y eso no son buenas noticias para los Raptors, que van sin rumbo ni guía.

En Minnesota le han dado una nueva oportunidad a Milicic y eso quiere decir mucho de dónde quieren ir esta temporada. Se dejarán llevar buscando ganar algún que otro partido que nos les hunda en una clasificación negativa histórica y pelearán por un número 1 del próximo draft sobre el que construir el futuro junto con Ricky.
Del resto que pululan por la zona baja, poco espero de Pistons o Sixers. En el Oeste las cosas estarán más igualadas.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Previsiones (Southwest Division)

Equipos muy experimentados y veteranos que buscan el bálsamo de la eterna juventud y un equipo con sangre muy joven que tiene que aunar talentos.

Hornets: Han superado un proceso complicado de cambio de identidad. La nueva personalidad del equipo de New Orleans sólo conserva a West y Paul. Le faltan centímetros pero tiene gran calidad en el perímetro. Belinelli tiene ante sí la oportunidad de ocupar la plaza de Stojakovic, en progresivo retiro. Llegarán al playoff con seguridad, el límite se lo marcarán ellos mismos.

Mavericks: Nowitzki se ha mostrado fiel a un equipo que no le dará la opción de ganar anillo, al menos este año. Las piernas van a pesar más que nunca en el ecuador de la temporada. Hay poderío y pasarán sin problemas de fase. Lo de avanzar más de dos rondas ya es otra cosa. La respuesta del banco no parece que vaya a ser la adecuada. Beaubois tiene que enseñarse más.

Spurs: Popovich siempre hace funcionar la maquinaria. Aunque desgastada, se le han hecho algunos retoques interesantes. Si Splitter funciona, será complicado ganar la partida debajo del aro a los Spurs. Jefferson verá más el aro y tanto Hill como Neal serán importantes en la rotación. Pasó el momento de ser inexpugnables, ahora deben ser prácticos y dosificar la carga de partidos.

Grizzlies: Tiempo para afianzar lo conseguido el curso pasado. Conley será crucial para hacer un reparto lo más equitativo posible del ataque entre Randolph, Gay y Mayo. Gasol rebañará nuevamente lo que pueda y se encargará de hacer equipo. Deberían pelear por el segundo puesto de la División. El papel de Tony Allen será trascendente. No parece que Thabeet vaya a ser un pivot dominante ni en el presente ni en el futuro.

Rockets: Han estado tan pendientes de Yao que se han olvidado de barrer en casa. Adelman tiene mucho trabajo por delante para hacer que sus jugadores crean en sí mismos. El veterano entrenador es experto en hacer rendir a equipos con escasos mimbres, y aquí hay más talento del que se quiere ver a priori. Optarán al puesto octavo en el Oeste. ¿Se hablará por fin de Scola en la NBA?