sábado, 28 de mayo de 2011

Invitado inesperado en las Finales

Como es tradicional por estas fechas, las Finales de la NBA irrumpen en el calendario deportivo. Mavericks y Heat finalmente han sorteado problemas propios y ajenos para adentrarse en la frenética carrera por el anillo.


Los dos equipos tienen algo en común esta temporada. Ha habido momentos de la regular season en los que pocos apostaban por ellos.


Miami empezó el curso más tarde que los demás. Se perdió las primeras clases y tardó en coger el ritmo. Se dudó entonces de la viabilidad del proyecto Lebron-Wade-Bosh, y comenzó una rumorología que apuntaba a un relevo en el banquillo e incluso a la enésima vuelta de Pat Riley a pie de pista. Los amigos de Spoelstra de repente se desvanecieron como el azucarillo en el café, y las declaraciones post-partido tampoco animaban a un optimismo claro.


El caso es que Miami fue remontando el vuelo hasta elevarse al segundo puesto de la Conferencia. Enemigo no deseado en playoffs, su paso por la segunda fase fue plácido. Tras deshacerse de los correosos Bulls con facilidad, se presentan con todas las credenciales en la pelea por el título.


Al otro lado los Mavericks, que como cualquier equipo de Carlisle, se mostraron fuertes al inicio. La mala suerte en forma de inoportunas lesiones hizo bajar el valor de sus opciones futuras. No pudo disfrutar en ningún momento del roster al completo, y la salud se convirtió en el principal enemigo de los de Nowitzki.


El final apretado de temporada podía haber colocado a Dallas en multitud de combinaciones en playoff. Eran muchos los que preferían a los Mavs frente a otros posibles rivales como Thunder. No eran demasiados los que auguraban un esperanzador camino. Contra pronóstico se deshizo de los principales favoritos, los Lakers, y la motivación creció exponencialmente.

Tienen mucho que ganar y poco que perder, porque nadie les había invitado al festín y están deseosos de dejar los platos limpios.

lunes, 9 de mayo de 2011

Regeneración en los Lakers

Se suele hacer leña del árbol caído. Es un dicho que ilustra lo que en este momento sucede en la voraz crítica baloncestítica. Se aplica a los Lakers y también al Real Madrid, después de sus sonados fracasos. En Los Angeles escuece más que en Madrid porque el objetivo número uno de la temporada señalaba el título, y poco hacía presagiar una derrota tan temprana.


Lo del Madrid invita a una reflexión cuanto menos. La huída de Messina con el tren en marcha poco tenía de positivo. Dejaba el italiano a su hombre de confianza al mando. Se dudaba de la falta de experiencia de Molin como primer entrenador, y aunque la caída de la Final Four duele, hay que otorgarle el mérito de guiar a un equipo sin dueño a toda una fase final de la Euroliga un puñado de años después. El planteamiento viene ahora en decidir qué es trigo y qué es paja.


El problema en Los Angeles es grave, con riesgo de pérdida de identidad si no se juegan bien las cartas ahora. Se echan encima de Gasol por no haber dado lo suficiente en la serie contra Dallas. Se critica sistemáticamente a Bynum, Odom o Artest. Se pone en tela de juicio la adecuada preparación de un Phil Jackson en su última temporada. Todo se cuestiona. Un traspaso a veces lo arregla, pero también puede terminar de estropearlo.


Siempre, y no soy ventajista porque está escrito, he considerado que uno de los males de este equipo viene en el puesto de base. Es cierto que Jackson prefiere "playmakers" de un perfil más bien medio/bajo, que le permita seleccionar las opciones de ataque de otros jugadores. El base de Jackson no ha sido nunca ni anotador ni asistente, y se ha limitado a subir la bola con suficiencia y a tirar sólo cuando fuese estrictamente necesario. Fisher es un tipo aseado en su juego, sin estridencias pero demasiado lento. La veteranía es la clave de su éxito.


La cuestión no creo que venga por la decisión de traspasar a un jugador alto, sino por reforzar la línea exterior. Esta sonora derrota debe hacer reflexionar sobre la necesidad de una regeneración desde la base. Entrenador nuevo con viejos planteamientos si se quiere, pero con visiones diferentes en la propia cancha.


La inspiración de Kobe ha salvado a los Lakers en multitud de partidos, pero tampoco es la solución concederle todo el éxito o fracaso a Bryant. Recuerdo una vez más que el mejor Jordan existió con el mejor Pippen, y el mejor B.J Armstrong, y el mejor Horace Grant. Todos mejores porque supieron, o asumieron, que sólo el colectivo vence. Esta fórmula no funcionó en Los Angeles, y aunque se pudieron superar dificultades, a la hora de la verdad su propio muro fue el que les impidió continuar en los playoffs.


Una pena una debacle como ésta. Dallas no ganará con esta autoridad en fases venideras.

domingo, 17 de abril de 2011

Previsiones Playoff (Conferencia Oeste)

Turno del Oeste.

Spurs-Grizzlies (4-1): Hasta el último momento Memphis no sabía cuál sería su rival de reestreno en playoff. Existían tres posibilidades con diferente proyección. Les ha tocado seguramente la más complicada.

San Antonio viene de hacer una temporada de ensueño. Popovich ha logrado distribuir minutos y protagonismo como en los buenos tiempos. Se ha encontrado con suplentes de valía y la vejez baloncestística de Duncan no ha lastrado el progreso del equipo. Los Spurs han luchado hasta el final con los Bulls por la obtención del mejor récord. Pop ha combinado veteranía y sangre joven con acierto, y el resultado le convierte a San Antonio en candidato al título.
Memphis no ha conseguido crecer al ritmo esperado. Ciertos problemas internos derivaron en un puñado de derrotas consecutivas que dilapidaron sus opciones de pasar en un puesto más alto. Con la baja de Gay, los demás tendrán que arrimar el hombro. El problema aquí se llama egoísmo. La mayor motivación que pueden encontrar los Grizzlies es el ganar su primer partido de playoff en la historia de la franquicia. Más allá el camino está lleno de piedras infranqueables.

Lakers-Hornets (4-1): Dos semanas de espanto casi se cargan el buen trabajo del resto de la temporada, y Phil Jackson tuvo que levantarse de su sillón para poner el grito en el cielo.

El guión escrito concede el pase a los Lakers, con cuentan con un cruce plácido. Los de Jackson han evitado una serie complicada con Blazers, con muchas cuentas pendientes y una mayor dificultad a priori.

En Los Angeles dependen de lo de siempre. Kobe cargará con la responsabilidad incansable de anotar, y el apoyo vendrá de la muñeca de Pau. La tercera fuerza en ataque se puede llamar Odom o Artest. Quizá en este momento no sea determinante la presencia de Bynum, aunque en próximas rondas su concurso será vital. El único desequilibrio a favor de New Orleans viene en el puesto de base, donde Paul no encontrará competencia.

Los Hornets vienen de hacer una temporada de más a menos, y la confianza no se encuentra en su punto álgido. Hay que tener en cuenta no obstante que disfrutan de unos playoffs sin presión alguna, sabiéndose perdedores de inicio, con lo que pueden poner en más de un apuro a los sobresaltados Lakers. Landry es buen sustituto del lesionado West.


Mavericks-Blazers (4-2): Aparentemente Dallas aparecía como asequible. Carlisle es experto en armar equipos fuertes en temporada regular y que se desinflan en playoff. Contra el pasado del entrenador entran en juego la experiencia en estas lides de Nowitzki, Kidd y Terry. Hay muchos que pueden subirse al carro en marcha, aunque su mayor enemigo será su propio rendimiento. Si pierden dos partidos seguidos, su moral caminará en el alambre. Chandler tiene ante sí la oportunidad de revitalizar el espectro playoff de los Mavericks. Es por dentro donde la lucha se puede desequilibrar.

McMillan ha conseguido superar todo tipo de calamidades en forma de lesión, y el cambio de planteamiento con la baja intermitente de Roy. Sin su estrella todos suben un escalón y con él las miradas se cruzan. La llegada de Wallace es un soplo de aire fresco que además otorga a Portland una versatilidad muy útil en este momento. Sin un hombre fuerte en la zona, Aldridge tendrá que doblegar esfuerzo para anotar e impedir que los pívots de Dallas impongan su ley. Toca hacer un juego imaginativo y de compensación de esfuerzo.


Thunder-Nuggets (4-3): El rival que pocos querían contra un equipo que ha tenido que cambiar su dinámica sobre la marcha, mejorando sus prestaciones sin Melo. Presumo igualdad en una serie que será muy física y en la que la diferencia se marcará en la pintura.

Oklahoma viene con dos "allstar" como Durant y Westbrook, que aglutinan todo el juego de ataque. Es una plantilla más larga que la temporada pasada y eso se debe notar. Ibaka ha crecido notablemente y será factor determinante. Perkins aporta su experiencia en un equipo ganador como Celtics.

En Denver las aguas bajan claras después de meses de incertidumbre y dudas sobre el futuro de Carmelo Anthony. El traspaso trajo de los Knicks buenos jugadores, complementarios con el roster de los Nuggets. Lawson suple con acierto al veterano Billups. Con Ty en cancha y Felton saliendo desde el banco podemos hablar de una una de las parejas de bases más potentes. Clave la defensa a Westbrook. JR Smith se ve suelto en ausencia de Melo.

Si Gallinari y Chandler están en dobles figuras, cuidado.

miércoles, 13 de abril de 2011

Previsiones Playoff (Conferencia Este)



Playoff time. En el Este las series ya están decididas. Toca analizarlas.


Bulls-Pacers (4-0): En Chicago vuelven a soñar con el título después de una dura travesía por el desierto. Derrick Rose sustituye a Jordan como figura sobre la que se cimenta el éxito de los nuevos Bulls. De su rendimiento dependerá el resultado en esta segunda ronda. Boozer aportará su experiencia en playoffs, Deng la clase y Noah el ímpetu bajo los aros.

Indiana tiene suficiente con haber obtenido plaza tras una temporada algo convulsa con cambio de entrenador incluido. Las lesiones han apartado a los Bucks de la pelea por el octavo puesto, y han favorecido a los irregulares Pacers. Como notas a destacar el buen final de temporada de Hansbrough y el reparto de protagonismo. Chicago no tendrá problemas para pasar de ronda.


Heat-Sixers (4-1): Miami ha superado sus problemas de ajuste iniciales para saltar al vacío con una red esperando al fondo. Wade, Lebron y Bosh quieren ganar y se debe notar ya mismo. Si no avanzan significará que el banquillo no ha respondido como en ciertas fases del campeonato. Bibby es veterano pero sabe de qué va ésto del playoff.

Philadelphia ha ido de menos a más y ha crecido de forma exponencial al ritmo que los jóvenes se han soltado. Interesante combinación en la que Iguodala y Brand aportan experiencia y el resto entusiasmo. Juegan sin presión al enfrentarse a uno de los favoritos, así que ojo con ellos. Si ganan el primer partido habrá que tener mucho cuidado y revisar las quinielas.


Celtics-Knicks (4-3): Una de las razones por las que habría que buscarse un vuelo barato y plantarse en New York o Boston. Una serie por todo lo alto en el Madison y el Garden. Vuelve una serie que dio gloria al pasado NBA, y lo hace con unos Celtics demasiado envejecidos y unos Knicks quizá cortos de personal. A pesar de ello, se avecina un cruce apasionante y en el que es posible que haya que esperar al último partido para descubrir el desenlace. Si New York rompe la ventaja campo inicial, derrotará a Boston.

Los Knicks se escudarán en sus estandartes Stoudemire y Anthony, y en los Celtics primará el bloque. Si se llega al séptimo partido y pasa Boston, puede que le pase factura en la siguiente ronda.


Magic-Hawks (4-2): No confío demasiado en el equipo de Atlanta, que personalmente me ha defraudado esta temporada. Han ganado un número importante de partidos y han dejado que la marea les arrastrase hasta divisar el puerto. Horford no ha hecho buena su condición de allstar y en los demás observo cierto desapego, como si su compromiso tuviese los días contados. Johnson deberá recoger todo el liderazgo que se le presupone para hacer de pegamento y no dejar que sus compañeros se despeguen de la cancha.

Orlando podría haber optado por la segunda plaza de no ser por una fase muy oscura de su temporada. Serán los vencedores en una serie en la que la fuerza de Howard se impondrá a sus rivales "hawks". La clave en el playoff será nuevamente Turkoglu. De su buen hacer se alimentará el futuro de los Magic. Por lo demás, gente confiada en sus posibilidades y con zapatillas gastadas en tiempo de playoff. Le concedo dos partidos a Atlanta siendo bondadoso.

martes, 12 de abril de 2011

Dos jornadas de infarto

Esta temporada NBA es una de las más apretadas de los últimos años. Cuando apenas restan un número insignificante de partidos, vemos cómo la picaresca viste a ciertos equipos con colores más opacos. Las posibilidades de avance en la siguiente ronda tienen mucho que ver.
En el frente dos jornadas de infarto para los aficionados y cabeza-pensantes de un puñado de franquicias, que se juegan grandes opciones de futuro de sus temporadas entre hoy y mañana.

La Conferencia Este presenta el panorama despejado, con los choques ya establecidos. Es en el Oeste donde las dudas se mantendrán hasta el último momento. Solamente Spurs y Nuggets tienen su puesto garantizado. Los demás esperan su colocación definitiva cuando la jornada del miércoles concluya. Y la importancia es definitiva.

Parece que todos pretenden esquivar a su manera a Oklahoma City, con sangre más joven y espítiru guerrero que puede desquiciar a su rival. Los chicos "thunder" aúllan a la Luna aguardando el "playoff time".

El bajón de los Lakers con cinco derrotas en fila es sospechoso. No reserva a sus mejores jugadores pero da la sensación de que juegan a menos revoluciones. ¿Cuánto de verdad tiene el enfado de Phil Jackson?

Le puede interesar una serie con los Grizzlies antes que un enfrentamiento que les lleve a Portland, con cuentas pendientes de por medio. Se abre un escenario interesante. Si Lakers se hace con el segundo puesto, tampoco se garantiza el choque deseado en segunda ronda. Y dejarse llevar no creo que sea adecuado. Lo que está claro visto desde la lejanía es que en dos semanas han echado a perder buena parte de la temporada. ¿Y por qué ahora?


Dallas sigue ganando y después de superar a los de Jackson, se ven fuertes. No obstante y a pesar de su plácido récord, muchos ven a los Mavericks como un equipo a batir en playoffs.

A priori el rival más débil es New Orleans, aunque las manos de Chris Paul pueden hacer milagros.

La dinámica es altamente positiva en todos menos para Lakers y Hornets, y también es un hecho a tener en cuenta. Esperaremos al miércoles.

martes, 5 de abril de 2011

La suerte y Sabonis

Eran otros tiempos. Los pantalones no se llevaban por debajo de las rodillas ni eran tan amplios. La NBA todavía estaba lejos de intervenir para impedir que la moda de la calle retroalimentase a los ídolos de la cancha.
La mirada hacia todo aquél que no hubiese jugado en algún ciclo de su formación educativa en el país era rara. En la etiqueta hacia los osados que buscaban su oportunidad desde Europa se podía leer "soñador".

Con un coraje a prueba de lastimeros voceros, los primeros valientes fueron recibidos no demasiado alegremente. Muchos les veían sólo como carne de banquillo y como elemento exótico sin fuste.

Glouchkov y Fernando Martín tenían un cartel en Europa digno de merecer minutos en la gran liga. Al búlgaro las lesiones primero, la falta de confianza y los excesos después significaron su adios. La buena vida, el sueldo y el brillo de la vida del deportista de élite nublaron el juicio de Glouchkov haciendo de él una sombra de lo que un día fue lejos de allí. Nunca alcanzó el verdadero nivel que pudo ofrecer, a pesar de que en Italia desplegó un juego brillante en ocasiones.

Lo de Fernando fue una mezcla de despropósitos. Le tocó a él abrir brecha en una liga no acostumbrada a lo foráneo. Su entrenador, Mike Schuler, que se regía por un manual clásico y poco dado al artificio, ni confió en el bravo Martín ni supo explotar su calidad en las condiciones más provechosas para el madrileño. Las lesiones tampoco le ayudaron en su intento. Vuelta a casa con la cabeza bien alta. Merece otro artículo.

Pocos pudieron disfrutar de la buena acogida de Schrempf, un alemán formado casi íntegramente en los Estados Unidos, y visto no como extranjero sino como producto "de casa".

Y a todo ésto había un jugador destrozando aros, rompiendo pizarras de equipos contrarios y alguna que otra cintura rival. Un tipo con aptitudes para ésto del baloncesto difícilmente alcanzables, rápido, hábil, acunado en la Unión Soviética y con pinta de leñador.

El complicado momento político de la época impidió la llegada de Sabonis a la NBA, a pesar de haber sido seleccionado por el mismo equipo cuya camiseta lució Martín. Los Blazers no pudieron disfrutar del mejor Sabonis.

La carrera deportiva de Arvydas casi se resquebrajó en pedazos al tiempo que su tendón de Aquiles se rompía. Pocos creían que lograría lucir de nuevo entre los mejores, pero su paciencia y la mejor recuperación posible, trazada en Valladolid, lo hicieron posible. Recuperó sensaciones en compañía de su amigo Kurtinaitis y devolvió en la cancha todo el esfuerzo que los médicos pusieron en su rehabilitación.

Su paso por el Real Madrid supuso el espaldarazo definitivo para los ojeadores NBA, deseosa ahora de contar con lo mejor que le ofrecía el baloncesto FIBA.

La vida da vueltas y a veces se detiene al punto deseado. Portland por fin vistió a Sabonis de blazer y enseguida la afición rindió pleitesía a uno de los mayores talentos que el baloncesto ha dado. Los apasionados del basket nos solemos hacer la misma pregunta al ver a Arvydas en su etapa NBA. ¿Y si Sabonis no se hubiese lesionado de gravedad?

Se abre una incógnita en la repuesta, con la posible irrupción de "Sabas" a mediados de los 80 en una tierra inerte para los europeos. Lo que está claro es que su rendimiento despertó tanta admiración que pronto el nombre de Sabonis formará parte del "Hall of Fame". Enhorabuena.

martes, 22 de marzo de 2011

El sucesor

Cuando las luces de la fiesta se apagan, alguien tiene que encargarse de recoger toda la porquería, los cristales rotos y fregar los suelos salpicados con la bebida ingerida en grandes dosis. No siempre es fácil.

Los Bulls encadenaron unas series de ensueño en los 90, contando con el Jordan más colaborador y con la sabiduría de un entrenador destinado a convertirse en leyenda. La historia de los Bulls ya queda ligada a dos personalidades tan distintas como agradecidas de haberse encontrado. El equipo de Chicago no habría alcanzado la gloria sin Michael Jordan, y MJ no tendría la vitrina llena si no se hubiese cruzado en su camino un técnico poco valorado en sus inicios como fue Phil Jackson.

El nexo tardó en cuajar. El egoísmo acentuado de Jordan no encajaba con los postulados participativos, el reparto de responsabilidades y la asunción de la toma de decisiones otorgada a jugadores de menor nivel. Michael no comprendía que el beneficio de todos era el bien común, y que una sola persona no podía cargar con el peso del colectivo. Sus logros individuales por momentos eran suficientes, y la competición con la estadística parecía ser el único aliciente para salir a la pista.

Algo cambió cuando Jackson asumió la silla de "head coach". La fractura entre Jordan y Doug Collins ya se hacía insostenible, y el pulso lo venció el jugador estrella. Collins dejó sus enseñanzas para la tele y el relevo recayó en un entrenador asistente.
Phil Jackson no tardaría demasiado en convencer a sus jugadores de que para ganar hacía falta crear un triángulo en el que todos estuviesen integrados. Sin embargo, el eje fundamental de ese triángulo ideado para la victoria no estaba conforme. Jordan seguía creyendo en su autoridad como la única reconocible en su equipo, y Jackson tuvo que luchar contra un ego de proporciones bíblicas. Lo que pasó en ese vestuario y las conversaciones entre Jordan y Phil darían para un film con mucho contenido.

Finalmente la alianza se forjó, y el pacto dio lugar a uno de los mayores éxitos conocidos en este deporte.

Acabado el champán, y con el cruce de caminos que separaba a MJ y Jackson a la vista, tocaba recomponer las piezas. La vieja guardia asumiría la aportación de Jordan, y para dirigir la nueva era se llamó a un entrenador sin experiencia NBA pero con sólida carrera en la liga universitaria. Tim Floyd permaneció al frente del equipo desde el inicio de la temporada 1998-1999 hasta diciembre de 2001, cuando la paciencia de la grada, de la prensa y de Jerry Krause se agotó. Fueron tiempos de una travesía oscura y complicada.

Pase lo que pase esta temporada, Phil Jackson dejará atrás su prolífica etapa en los Lakers. La decisión está tomada. Lo que no está claro es la cara que se verá en la silla de Jackson, que ha mostrado su respaldo a su asistente Brian Shaw.

Shaw, ex jugador de Lakers y a la sombra de Jackson los últimos años, es la opción más viable. Ya sea por el conocimiento de los entresijos del equipo, por la continuidad que daría a los esquemas actuales, por su vinculación a la ciudad, o por contar presumiblemente con la confianza de los pesos pesados, el caso es que cuenta con muchos apoyos.

Al contrario que lo que le sucedió al anterior sucesor de Jackson, la principal estrella del equipo no va abandonar el proyecto. Las semejanzas que se buscan entre Jordan y Kobe no llegarán a ese extremo.
Veremos la suerte que corre el nuevo sucesor de Phil Jackson. Las luces se apagarán, la neverá se vaciará y a otro le tocará tirar de mocho y fregona.