jueves, 5 de febrero de 2015

La necesidad de Ricky Rubio



Un inconveniente chasquido en la rodilla cortó las alas y la complicada progresión de Ricky Rubio en la NBA. Pocos jugadores habían sido tan esperados en Minnesota como el jugador de El Masnou. Enseguida se ganó a los aficionados con su juego de fantasía, pases imposibles o un desparpajo impropio de un "rookie" dirigiendo a sus compañeros.
La prensa empezó a aceptar al nuevo base blanco talentoso, pero ciertos ojos críticos pronto vieron algo que fallaba. Su lanzamiento inconsistente a canasta le hacía retroceder en sus prestaciones. Entonces Rubio también comenzó a alimentar su propia inseguridad, cimentada en el espacio más allá entre sus entradas a canasta y sus pases. La lupa sobre un imberbe debutante en la Penya era distinta. Se veía su potencial y no su carencia. Siempre habría tiempo, siendo tan joven, de construir un tiro de media/larga distancia decente.
El paso de Ricky por el Barça le dotó de un aire más competitivo, pero le impidió una mayor transparencia en la mejora. En los clubes grandes se mejora cuando los factores internos y externos son propicios, y en su caso no lo fueron. Las dudas tuvieron su punto de partida ahí.
En la llegada a Minnesota fue pisando flores lanzadas a su paso, al estilo de aquella película "El Príncipe de Zamunda", donde Eddie Murphy siendo heredero de la corona en un próspero país africano se enfrentó a su padre por ser libre para conseguir al amor de su vida. Aquí vale una similitud. Rubio ha ido pisando flores hasta que desaparecieron. Quiso su amor NBA y pelea por lograrlo, en una atmósfera más difícil después de una muy seria lesión.
La reaparición fue paulatina, cubierto de mantas de protección, pero aún así de nuevo cayó lesionado. Más meses para meditar. Su imagen ha cambiado. Ya no es aquel talentoso base capaz de sacar de la atonía a una triste franquicia. Ahora es un jugador que debe demostrar que puede rendir al máximo nivel de manera permanente. A su favor cuenta con la nula presión competitiva que baña a los Timberwolves, con los dos últimos números uno del Draft (Bennett y Wiggins) y un puñado de presuntos súperclase del futuro. En este momento es el lugar idóneo en el que responder a todo lo que se ha puesto negro sobre blanco. Capacidad tiene, aptitud también, ahora solamente falta que el físico respete todo lo que su cabeza ansía. Porque una lesión puede acabar con todo, como en el caso de Raúl López.

martes, 27 de enero de 2015

La identidad de Pau y Marc


                                                         
Uno no deja de sorprenderse por la habilidad de este país para aplaudir a manos ardientes en el éxito de ciertas personas y para el escupitajo dialéctico cuando las cosas van mal dadas. Necesitamos un equilibrio entre ambas.Sin entrar en cuestiones políticas que tan al uso podrían venir ahora, mis palabras se refieren a un hecho histórico en el ámbito deportivo, la titularidad de los hermanos Gasol en el All Star Game de la NBA.
He dejado pasar unos días para que los primeros flashes se apaguen, las palabras en noticiarios se centren en el desayuno del Ronaldo o Messi de turno y que todo vuelva a la normalidad, con informaciones repletas de imágenes de futbolistas entrando y saliendo de sus lugares de trabajo en sus coches de alta gama sin bajar ventanillas, de rondos con señores sonrientes. Porque se trata de eso, que después de anunciar a bombo y platillo ese hecho histórico, el baloncesto pasa al plano oscuro en el que se le ha ido instalando ante la tremenda pasividad de unos pocos que mandan. Pero tranquilos, que el día que New York celebre el partido repetiremos estructuras y aplaudiremos con manos ardientes.
Mientras tanto, los Gasol siguen a lo suyo, haciendo sus números y permitiendo el crecimiento de sus equipos. Lejos de las encuestas que han ido saliendo en jornadas presentes preguntando por el mejor de los hermanos, que imagino les provocarán una risotada.
Sus perfiles son bien distintos. Pau accedió a la élite bien bisoño, y despuntó en la NBA obteniendo el galardón de "novato del año". Tras llevar a los Grizzlies al Playoff pasó un tiempo de horas bajas en lo colectivo asumiendo una condena basada en un cambio de su técnica de tiro y ajustes en su juego. Y los Lakers llamaron a su puerta para revertir una tendencia lánguida y añadir su nombre a la gloria del equipo angelino.
En el caso de Marc, tuvo que superar una colosal muralla interna antes de triunfar. Una muralla edificada por su impropia forma física primero, con una moral golpeada por entrenadores que le negaron minutos, y que fue derribando poco a poco hasta hacerse fiel a la dieta sana y a una puesta a punto física constante. Los resultados han ido apareciendo paulatinamente, mejorando sus prestaciones curso a curso, siendo referente dentro y fuera de la cancha de Memphis, el mismo lugar que vendía barbas postizas en honor a su valeroso líder, Pau Gasol. Ahora le rinden honores a su hermano pequeño. Les veremos juntos en la cancha del histórico Madison Square Garden en un salto inicial que hará Historia.

lunes, 12 de enero de 2015

Algo más que un récord para Gasol

                                          FOTO: gettyimages.com

El ocaso de una carrera en la NBA se empieza a vivir entrando en la treintena por norma general. La capacidad atlética se ve mermada drásticamente y lo que responde es el talento y la inteligencia en pista, el conocimiento del juego y el saber leer las mejores opciones propias y ajenas. En el caso de los pívots la edad de supervivencia se exprime gracias al tradicional escaso nivel real en la competición, de modo que el entrenador de turno explotará a su "cinco" fundamentalmente como baluarte. Si aporta algo en anotación pues mucho mejor.
Pau Gasol no encaja en este perfil. Con 34 años y después de quince temporadas en la élite NBA, su momento en los Lakers tocó techo debido a múltiples factores que habían enrarecido de repente su brillante hoja de servicios y su status en la liga. Los que vocean a la mínima ya se habían encargado de dudar de su futuro como arma ofensiva, y le llamaban a ocupar un papel secundario en otro equipo, a ir recogiendo sus velas de éxito para cambiarlas por unas de corto alcance, a cambiar sus condecoraciones por un birrete de colegial. Quedaba claro que su etapa en la franquicia angelina se terminaba y tocaba elegir destino.
Gasol no iba a tener problema alguno en encontrar acomodo en un aspirante al título. Oklahoma City Thunder y San Antonio Spurs movieron fichas, e incluso Durant y Westbrook se hicieron un buen puñado de kilómetros para convencer al de Sant Boi. Sin embargo Pau lo tenía claro. Sería un Bull.
Su inclusión en el róster de Chicago supondría una inyección letal para sus rivales del Este, una catapulta hacia el título. Las dudas sobre el estado físico del base Derrick Rose y su viabilidad para ser el líder en pista de los Bulls se antojaban decisivas, aunque en este punto Gasol fue fiel a su planteamiento y creyó en el proyecto mostrado por los inquilinos del United Center.
La superación de su récord de anotación en la NBA con 46 tantos en su choque ante los Bucks de Milwaukee supone algo más que una cifra estadística. Las nubes y los últimos oscuros días en Los Angeles dan paso a un cielo despejado en una temporada que significará el regreso de Gasol al All-Star, en compañía de su hermano Marc. El ocaso está lejos.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Un bronce agridulce

Los mejores análisis siempre vienen con el reposo y dejando inyecciones de adrenalina a un lado.
Mucho se viene hablando de las bajas para este Eurobasket, de la conveniencia de escoger a un entrenador bisoño y otras cuestiones paralelas que han afectado en mayor o menor medida el turbulento discurrir de la selección en la competición.
En los partidos de preparación se empezaron a adivinar ciertos desajustes que no terminaron de solucionarse. A pesar de sus declaraciones optimistas con la medalla en el cuello, a Orenga los oídos le seguirán pitando durante una buena temporada. La cabeza del coach se ha pedido desde el lejano partido contra Polonia, con una ironía que ha derivado en virulencia en las redes sociales a medida que avanzaba el torneo. Sus métodos livianos de rendir cuentas en los tiempos muertos ya habían golpeado insistentemente una imagen que será complicada reconstruir. Esa es tarea de la FEB, cuyo máximo dirigente ha permanecido oculto hasta que el brillo de la medalla le ha rescatado de la sombra, menuda casualidad.
Pienso en la cantidad de entrenadores de base que se han partido los cuartos y consumido energías con los chavales, que han celebrado éxitos, y que han sido olvidados. Todos los que pueden ver una meteórica carrera personalizada en un ex jugador que irrumpió en la vida del Estudiantes durante seis partidos oficiales antes de ser despedido al frente del banquillo. Porque nadie debe obviar ese dato. Sentirán envida supongo. Soy firme creyente y defensor de las segundas oportunidades, pero conceder la dirección de un equipo con esta tremenda dimensión a un novato con bagaje exiguo es como presentarse a una partida de mus sin tener ni idea. Ahí el resultado. La autogestión ha sido la tónica predominante y el peligro de dar carta blanca es evidente. Hablamos de jugadores de primer nivel, estrellas en sus equipos, que sin embargo necesitan un guía. En una pista de Carabanchel también se practica un buen tres para tres sin entrenador, pero no deja de ser una pachanga.
Sinceramente espero que el bueno de Orenga amplíe sus conocimientos, que se presente a clinics, que simule dirigir finales apretados en su consola, porque lo que viene es muy grande. Cierto es que recuperaremos a Pau y a alguno más en nuestro Mundial, y eso puede suponer un balón de oxígeno.
Uno no puede ir a la playa sin crema solar porque se expone a las quemaduras, así que mi consejo es que Orenga vaya haciendo acopio de botes...que los va a necesitar.

viernes, 8 de febrero de 2013

Luces y sombras de Llull

Recién terminado un apasionante encuentro entre el Real Madrid y el Barcelona Regal, las redes sociales fueron el contenedor de múltiples opiniones sobre los pequeños detalles que marcaron tanto el final del partido como las dos prórrogas. Uno de ellos fue el factor Llull, difícilmente definible o clasificable. Un factor   que cuando es positivo suele arrastrar a su equipo a la victoria, determinante. Ayer vimos las dos vertientes, también la negativa, que sirvió de contrapeso a su notable actuación en otros apartados.
Porque Llull es un tipo diferente, un escolta con cuerpo de base o un base con las prestaciones de escolta. Laso sabiamente ha sabido exprimir esas cualidades para hacerlas una, letal en bonanza de tiro a canasta.
Su progreso en cancha es proporcional al éxito del Madrid. Cuando sus luces se apagan, otro tiene que asumir su rol. Esta temporada el paso al frente de Sergio Rodríguez, con unos increíbles porcentajes desde el triple, supone ese plus que los blancos necesitaban. La suma del mejor Chacho con el mejor Llull convierte en una poderosa arma el "backcourt" madrileño.
Se preguntan muchos qué impulsa a un jugador a lanzarse 17 triples en un mismo encuentro. Locura, desparpajo, confianza en uno mismo...escojan el término que más les convenza. Saltarse las indicaciones explícitas del entrenador en el tiempo muerto para preparar los segundos decisivos también me dicen por ahí que es de "crack". Cierto. Los grandes de este deporte lo han hecho y lo harán, guiándose por la fábula del perfecto líder, nunca escrita pero repetida hasta la saciedad desde tiempos de mini-basket.
Y sí, jugador drafteado por la NBA. No supe acertar el encaje de Llull al otro lado del charco. Con Navarro no tuve ninguna duda, porque compartiendo características físicas con el mallorquín, le supera con creces en lanzamiento exterior. Las comparaciones son odiosas, pero en este caso la balanza se decanta ampliamente a favor del catalán, cuyas sombras son bien tapadas por sus luces. Navarro no tuvo éxito en la NBA por un simple motivo: falta de confianza severa del entrenador de turno. Punto. Estamos hartos de ver jugadores con escaso talento y demasiado físico que se hacen imprescindibles por allí.
Desde la gerencia de los Rockets, franquicia que ostenta los derechos de Llull, le veían hace un par de años como un buen jugador de complemento para dar descanso desde el banquillo al base titular. Dudo que esa apreciación haya sido modificada en este tiempo. Le falta esa consistencia real en el tiro para poder entrar por la puerta grande en Houston.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Cuestión de liderazgo


Un liderazgo se gana en la cancha con algo más que posturas y palabras de más al término de un partido. Significa el respeto de los que sudan la camiseta, de los que miran al "macho alfa" con absoluta confianza. Un liderazgo no se disputa a base de tirar hasta las zapatillas último modelo y no mirar a los lados.
Algo que hablar sobre el nuevo cambio de estilo de Westbrook, que ha entendido a medias estos conceptos. Hay diferencias de opinión sobre Russell que pueden ser discutidas en el fondo de un vaso con hielo al amanecer y seguirán sin quedar claras, pero existen una serie de puntos que se detienen en el punto común.
El base de los Thunder ha superado ampliamente a estas alturas de temporada el total de asistencias repartidas el curso pasado, centrado más en su lanzamiento a canasta que en crear buenas situaciones de tiro para sus compañeros. Aquí lo indiscutible, las líneas divergentes se pueden empezar ya a trazar.
Se le culpó de no saber llevar a su equipo en los momentos más calientes. En cierta medida hay razones para dar razón a aquellos críticos, observando unas estadísticas que no engañan. Los números suelen servir para dar o quitar peso a los argumentos, y en el caso de Westbrook encontramos ejemplos de egoísmo. El empuje de Durant, infatigable en su esfuerzo anotador, hizo quizá crecer el ansia de reconocimiento al antiguo base de UCLA, que descubrió la gracia de encestar con profusión en su paso a profesionales. Y la fórmula más rápida para adquirir ese reconocimiento consiste en anotar mucho, en el engorde de la casilla de los puntos, a costa de otros apartados. Su media de asistencias descendió de 8 a 3 por choque, y de ello quien se resintió fue el colectivo, que comprobó cómo el juego de ataque lo aglutinan Durant y Westbrook. No hubo demasiados balones de mñas ni para Harden ni para Ibaka, obligados a crearse sus propios tiros. El primero se fue a Houston para mayor gloria logrando ser all-star, y el pívot español esta temporada está explotando su arduo trabajo veraniego en aras de convertirse en un jugador más completo.
Si uno quiere que su equipo gane siempre tiene que ceder una parte de sí mismo al resto. Lebron se empeña en ser mejor a base de constantes mejoras en todas las facetas y en ser generoso, tendiendo la mano a Wade y Bosh para que alcancen su cuota. Gana el individuo y el colectivo. Los Heat son mejores que hace dos años porque cada uno asume su rol, algo que a día de hoy sigue en discusión en Oklahoma, donde el viento a favor propicia que no haya desertores. Veremos lo que pasa cuando sople viento de costado...

viernes, 1 de febrero de 2013

La nueva aventura de Calderón


Demasiados partidos con la misma camiseta, demasiado tiempo escuchando los ánimos y recibiendo el aliento de los aficionados. Para Calderón la aventura canadiense llega al final. Un interesante traspaso a tres bandas ha hecho remover con cucharón la olla, mezclando salsas de Toronto, Memphis y Detroit.
Los próximos meses el base español lucirá colores de los Pistons, en una operación con múltiples lecturas y enconadas disensiones en los foros de opinión. Utilidad, lamento, espera, renuncia...son algunos de los términos que he leído.Y un llamamiento afónico -y en algunos casos agónico- para que Detroit compre lo que queda de contrato y deje libre ya mismo a Calderón. No muchos quieren a Jose en Michigan. Lo ven como una penitencia que debe pasar antes de pasar a ser dueño de su propio futuro en verano. Pero se pueden poner otras lentes.
Serán apenas cuatro meses de contacto con otra realidad, con nuevos compañeros, otro ambiente y otro mercado. Este último factor es  importante, ya que la dimensión que alcanzan los ahora denostados Pistons es notablemente mayor que la palpada en un mercado minoritario como es Toronto, donde se pagan más impuestos y da la sensación de dar perpeutos agradecimientos por contar con franquicia NBA.
Veo con mirada torcida esas camisetas color negro y rojo con el número 8 que tenemos en el armario. Me viene a la memoria la conversación que mantuvimos con un empleado de la tienda oficial de los Raptors, haciendo reverencias lingüísticas al que consideraba el mejor de todos los que pisaban la cancha de Toronto como local. "No hay nadie mejor" nos decía. A este buen aficionado le quedará eso, el recuerdo.
Calderón seguirá contando con el 8 en Detroit, y será el mejor de los profesores para el siempre aspirante a divino Brandon Knight, que de momento se queda sólo con lo de aspirante. Ha dado muestras de un potencial finalmente disperso en la atmósfera, los balances negativos y cierta pasividad en la gestión. Parece que Dumars ha querido despertar de un mal sueño y pretende relanzar a sus Pistons.
La vida del profesional de la NBA está supeditada al rendimiento y a una variable que pone juntos "valor de contrato" y "mercado". El margen de mejora de los equipos viene dado precisamente por los trasvases de jugadores y las opciones que otorga el draft. Si tienes la oportunidad de conseguir al "masterclass" de turno, es posible que el proyecto de futuro pase por sus manos. Detroit creyó ver en Milicic algo que nadie más ha visto. Un muchacho con pelo rubio teñido que se quedó por el camino. Fue el principio del fin.
En un intento casi a la desesperada por salir del hoyo Dumars se ha deshecho del fiable Prince, con sangre azul de vencedor pero enfriada cual horchata, y de Austin Daye, hijo del estelar Darren Daye y que sigue buscando realmente su personalidad como jugador. Tampoco creo que la encuentre en Memphis, donde le aguarda un bonito chándal que le servirá para pintar bien como fondo de banquillo. Muy interesante un movimiento con el que se libera espacio para contratar en verano. Está por ver si Frank combina en pista a Knight y Calderón, algo nada desdeñable, aumentando las prestaciones del ex madridista Singler como alero. Llevando a Drummond junto a Monroe bajo los aros no quedaría un mal quinteto.
Toronto pierde al extremeño y a Ed Davis, un estupendo acompañante de Gasol y Randolph en Memphis. Prince aportará a los Grizzlies su experiencia y el hibernado espíritu ganador.
A Canadá viajan Rudy Gay y Haddadi. El iraní aportará colorín al banquillo, ganando algún que otro minuto en la necesitado front court de Toronto. Gay intentará reclamar su bandera de líder, arrebatando ese honor a Bargnani, con amago de taquicardia pensando que será el siguiente en salir a un equipo que quizá no sea tan complaciente con él.
Mi conclusión: Dudo que Gay ayude a ganar partidos en Toronto, Memphis cuenta con nuevo pegamento para afrontar los playoffs, y Detroit gana a los puntos...a canjear este verano.